Como tracé anteriormente, fue un mes muy vertiginoso el de marzo de ese año, donde se afianzó la amistad con A~, descubrí que R~ también estaba "interesado" en ella, y otras cosas más. Pero de pronto, como una mala jugada del destino, A~ nos anuncia que debe realizar un viaje, pero no un viaje normal, sino uno al extranjero, y por bastante (casi indefinido) tiempo. Reconozco que fue un duro golpe, y para mi joven corazón (y joven alma), fue casi trágico. Por fin descubría una amiga como ella, una amiga con la cual podía contar, que me hacía reír, y con quien podía conversar mil cosas, y por un viaje inesperado y casi tonto, iba a perderla. No iba a poder seguir conociéndola ni compartiendo con ella, y (así pensaba) teniendo la "ventaja" sobre los demás del grupo. Se dividirían Los Tres (no el grupo musical, aunque posteriormente sí lo hicieron, sino "nuestro" grupo), ya no podríamos seguir saliendo ni pasándolo bien, ni tendríamos esas geniales conversaciones hasta las tantas de la noche, en la calle, en la casa de A~ o en donde fuera.
Me afectó. Nos afectó a todos la noticia, supongo. Ella también estaba mal, confundida, sobretodo porque en ese viaje iba a ver a su hermano, a quien no veía hacía mucho tiempo, pero no quería ir porque estaban sus propios estudios, y sus propias amistades. Era complicado. Supongo que su madre nunca comprendió ni tomó en cuenta la opinión de A~ respecto al tema, por algo la hizo perder un año de estudios, en un viaje casi sin sentido, y que, creo, cualquier madre hubiese evitado que su hija hiciera. Pero no entraré en detalles de la relación madre-hija que tenía A~ con su madre, baste decir que con éste ejemplo, se puede entender bastante.
Creo que no le hicimos una despedida como correspondía. Se fue a su viaje y sólo nos despedimos individualmente los amigos más cercanos. Y para colmo, la última noche que podríamos estar Los Tres juntos, llegó N~ a embarrarnos todo el panorama. Debí entender que hasta el último, N~ actuaría así, protegiendo "lo suyo" y tratando de que nosotros no lo tuviésemos. Si lo hubiese comprendido cabalmente, quizás la historia sería distinta. N~ era un tipo muy manipulador, celoso, y además posesivo. Por un tiempo lo consideré buen amigo, pero muchos detalles me dieron a entender que no lo era, que si podía joderte, lo hacía si para él eso reportaba un beneficio personal. O peor aún, sólo por el beneplácito de ver jodido al otro. Es de las personas que no está contento por si sólo, sino que necesita ver mal a los demás, para estar bien él. Por eso siempre he pensado que mi venganza es justificada, aunque teóricamente ninguna debería estarlo. No hice bien, pero hice lo necesario. Un tipo como N~, con esas actitudes, y con esas ideas, no merecía nada bueno.
Pero volviendo al tema, pasa lo que nadie quería, A~ se va del país en un viaje incierto. Nosotros realizamos una cuasi hazaña, viajamos al Aeropuerto para despedirla, algo que no planeamos, ni nadie planeó, y que claramente su madre no quería. Pero lo hicimos, caminamos, recorrimos, calles, asfaltos, tierra y piedras, pero llegamos a despedirla, estuvimos con ella, la acompañamos los últimos minutos que estuvo en Chile, antes de abordar el Boeing que la llevaría lejos, muy lejos. Lejos de su país, de su familia, sus amigas, y nosotros. Y de mí. Nuestro regreso, después de que despegó el avión, fue triste, silencioso, y con rabia en el corazón también. Veníamos los 3 de regreso caminando, N~, R~ y yo, pero me puse los audífonos de mi personal stereo, puse la música en altos decibeles, y me encerré en eso. No quería escuchar a nadie, sólo mis propios pensamientos, solo la música... Quería perderme en la nada, estar solo, extrañar a mi amiga solo, sin nadie, y que nadie viera que la extrañaba, que ya me hacía falta, pese a que hacía apenas una hora se había ido.
Evitaré extender mucho los relatos de lo que sucedió mientras A~ estuvo fuera del país. Basta con decir que realmente la extrañé, como jamás antes había extrañado a una mujer, y que pese a lo poco que la conocí y lo poco que compartí con ella, la quería, sentía que era importante. Antes de ella irse, le entregué un sobre con una carta, con expresas instrucciones de que la leyera sólo cuando ya estuviese en el avión, en ese inevitable y horrible viaje, cuando ya no pudiera volver su rostro hacia mi y responderme algo. Cuando sólo tuviera que leer y quedarse con eso de mi. Y así lo hizo. Después lo supe, claro. Pero ella hizo lo que le dije, leyó la carta en el avión, y se emocionó. Sé que me hubiese escrito una carta similar, pero no podía, aunque después sí pudo. Estando en el extranjero, me contestó la carta, aunque demoró en hacerlo. Pero cuando el cartero me entregó una sobre gordo, con varias hojas, fotos, y demases, me emocioné yo, pese a la demora (yo consideré que se demoró). Mantuvimos una comunicación por carta bastante fluida. En esa época no había tanto auge de Internet, y menos pensar en tener un PC en la casa, todos los sistemas eran más primitivos que hoy en día, y no existían las facilidades de comunicación como el E-Mail, el Messenger o los Chats, como sí lo hay ahora. Por algo, la comunicación fue así, hasta casi una forma "romántica" de hacerlo. N~ no le escribía porque no lo consideraba necesario. Su aparente dureza emocional siempre lo mantuvo alejado de esas prácticas. R~ por su parte, aludía a la flojera y la poca costumbre de escribir, el no enviarle cartas a A~. Yo era asiduo escritor de cartas, pues siempre me mantuve en contacto con una prima del norte por ese medio, y con algunas amigas que conocí en otras épocas. En síntesis, sólo yo mantuve el contacto. Y claro, era el "portavoz" de lo que acá pasaba, mientras ella estaba allá. Algo que después fue malo, contraproducente, porque también era "mi" punto de vista de muchas cosas, pese a que siempre intenté mantenerme neutral y contar lo que yo veía, tal cual. Claro que nunca con la intencionalidad que pudo haberlo hecho N~, o las ideas descabelladas que podía tener R~.
Pero de lo que sucedió en las cartas, y lo que sucedió después, escribiré pronto...
REK.
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