jueves, 18 de agosto de 2011

Postulado de Luz y Sonido


Está comprobado científicamente que la velocidad de la luz, es muy superior a la velocidad del sonido.
También se puede comprobar empíricamente en nuestras casas, y en nuestras vidas.
Cuántas veces nos habremos dado cuenta de aquello? Pocas, quizás, o pocas al menos concientemente.
En realidad a veces uno se detiene a pensar en que la vida es una mierda, pero finalmente te das cuenta que siempre hay algo, o alguien, que vale la pena. Muchas veces te equivocas, es cierto, pero de ensayos y errores aprendemos.
En el último tiempo me he puesto a ver The Big Bang Theory, una muy buena serie gringa, con bastante contenido científico, a veces explicado in situ, para los que no captan nada. Muchas veces me he sentido identificado en cierto aspecto, ya que los protagonistas ven el mundo desde un punto de vista bastante científico, y no comprenden mucho cómo otras personas (humanos inferiores, para ellos), no pueden entender las cosas "tan simples" del universo. Me ha pasado, y creo que es una de las gracias de ser un homo superior, el entender lo que otros no. Sin embargo, yo también puedo ser un "humano inferior" para otras personas, ya que obviamente no domino todos los temas, ni todas las verdades. Eso es lo que nos hace un poco poner los pies en la tierra, como se dice, aunque podamos conservar la sapiencia de que somos más. La naturaleza humana es bastante compleja y bastante simple al mismo tiempo. A veces sabemos exactamente lo que los humanos harán, pero no entendemos por qué lo hacen. Ésto se aplica de forma muy común con las mujeres, donde está demostrado que ni ellas mismas se entienden, ni mucho menos entienden los por qué.
Uno de los primeros indicios de concordancia con éste punto de vista, fue cuando leí los primeros números de la serie The Sandman. Ey, el Diablo fue un ángel, y qué gana con ir comprando almas "como quien compra pescados en el mercado", como el mismo Lucifer plantea? Tener sexo inseguro no sólo es causante posible de enfermedades, sino también de la vida. Muchas de esas "filosofías" de las que siempre me mantuve creyete y compartiendo, pero que nadie más explicaba o nadie más compartía en esencia, aparecieron allí. Y después, cuando ya sabes lo que buscas, es más fácil de encontrar. No estoy haciendo una promoción de The Big Bang Theory, sólo dije que era una buena serie y bien chistosa, que toca temas científicos reales, pero claramente me identifica en cierto modo, lo que me lleva a pensar, tal como me pasó con The Sandman, que hay más personas que ven el mundo desde una arista diferente, una interesante, una concordante con personas pensantes, y que siempre es grato compartir.
Como dije, a veces nos equivocamos, y es claro que así sea, y es justo, de alguna manera, que así sea. Yo en eso me considero alguien de aprendizaje un poco más lento de lo que yo mismo quisiera. No siempre aprendo del error de inmediato. A veces si, pero hago la vista gorda, porque para aprender de los errores, muchas veces conlleva realizar cambios drásticos, que no siempre estamos dispuestos a ejecutar. Pero la idea del mundo y de la vida, al menos para mi, es saber, aprender, y entender más.
He hecho cambios muy abruptos en mi vida, y también otros mas lentos, pero en definitiva el mundo está hecho para los que asumen y aceptan los cambios.
Aceptar los errores también es algo que no sólo nos sirve para aprender, sino para ser mucho mejores. Pero ojo, es diferente asumir o aceptar que se equivocó, a asumir una equivocación que no es tal. Dicho de otro modo, no es lo mismo aceptar que la cagaste, a aceptar obligadamente una cagada que no es tuya, o estando claramente uno en lo correcto.

Se ha postulado y demostrado, que la velocidad de la luz es mucho más que la velocidad del sonido. Y es el motivo por el cual muchas personas nos parecen brillantes, antes de escuchar las huevadas que dicen.

REK.

martes, 16 de agosto de 2011

La Silla y la Mesa

La Silla Y La Mesa

En un cuarto no muy grande, poco iluminado, con mesas dispuestas en forma de U, y una silla con una mesita aisladas de las demás, se encontraba un grupo de personas en silencio. El que estaba en aquella silla y mesa aislada, miraba uno a uno a los que estaban en las otras mesas y sillas. Los miraba altanera y desafiantemente, sin amilanarse por la situación en la que se encontraba, y muy por el contrario, casi riendo de estar en ella. Los demás lo miraban con diferentes tipos de miradas; de odio, de tristeza, de enojo, de satisfacción, y muchas más. El solitario hombre de la silla, sólo los miraba, uno a uno, silenciosamente.
De pronto uno de los de las mesas se puso de pie, y empezó a esgrimir argumentos, a decir frases, explicar algunas cosas ya sucedidas hacía eones quizás. El hombre solitario, no le despegó la vista de los ojos, como tratando de ver en los ojos la verdad de las palabras que decía. Una de las mujeres de las mesas, replicó con enojo, mientras otra apoyaba al primero, indicando con el dedo a aquel hombre solitario. Se miraron entre todos, y guardaron nuevamente silencio, quizás dándose cuenta de que al hombre solitario, le importaba poco lo que ellos dijeran en aquel cuarto en aquel momento. El hombre del medio sonrió.
Otro personaje se puso de pie, en parte recriminando a los que habían hablado antes, y también señalando al hombre solitario, quien permanecía con una inmutable sonrisa en su rostro. Si hubiese podido reír, lo hubiese hecho, pero no tenía ganas de hacerlo simplemente. Le bastaba la sonrisa, para hacerles ver a los demás sus sentimientos y sus ideas. El hombre que se había puesto de pie, siguió su parlamento, y pronto se quedó callado y volvió a tomar asiento.
Una mujer se mantuvo silenciosa, y sólo dijo unas palabras directamente al hombre solitario, sin dirigirse al resto. Miró apesadumbrada hacia la mesa y la silla solitarias, y se quedó en silencio. El hombre del medio, sólo la miró con llameantes ojos de fuego, sin sonreirle.
Muchos y muchas fueron pasando por aquellas mesas y aquellas sillas ordenadas en forma de U. Algunos hablaron, otros callaron. Algunas se pusieron de pie, otras se mantuvieron sentadas. Y el hombre solitario permanecía ahí, inmutable, firme, y seguro de si mismo, de sus convicciones, y de sus acciones, sin demostrar más que su sonrisa irónica, y a veces sus ojos que despedían chispas.
Pasaron horas que pudieron ser días, días que pudieron ser meses, y meses que pudieron ser años. El hombre solitario seguía donde mismo, pero ya cada vez eran menos las personas que se sentaban en las otras sillas. Cada vez menos los que se ponía de pie para decir algo, o reclamar algo. Hasta que no quedó nadie más, excepto una, que llegó al final de todos los demás. Vestida de negro, una sonrisa angelical en los labios, y una mirada casi adorable. El hombre solitario, por primera vez desde que estaba sentado en aquella silla, quitó la ironía de su sonrisa, y le sonrió a ella de forma amable. Ella le correspondió, al tiempo que le dijo:

- Y qué harás?
- Pues ya sabes. Que se jodan, a mi me da igual - respondió él.
- Entonces qué pasará? - dijo ella, un poco extrañada, pero serena.
- Sólo lo que tu sabes. Para eso estás.
- Sí. Pero y qué piensas? - volvió a preguntar ella, con una voz tan dulce como nunca había escuchado aquel hombre.
- Pienso que he hecho bien, y si he hecho mal, ya está. Por mi, se joden, ya dije.
- Bien - dijo ella y sonrió, levemente.
- Bien - reafirmó el hombre solitario, y se puso de pie.

Ambos salieron de la ahora solitaria habitación, pero con rumbos distintos.
Aquel hombre solitario, con las manos en los bolsillos, caminó largamente por un jardín lleno de arbustos y de caminos interminables. Se encontraría con aquella mujer de negro una vez más, pero eso él ya lo sabía, y ella también. Pero aún no era el tiempo.
Y aquella habitación, con sus sillas y mesas ordenadas en forma de U, no existió más, siendo reemplazada por un laberinto de altos y verdes setos, y la silla y la mesa solitarias fueron transfiguradas en una fuente de agua con muchas aves.
Y todos aquellos y aquellas que asistieron y estuvieron presentes en aquel laberinto cuando fue una habitación, recibieron la visita de la mujer de negras ropas, unos antes, otros después, pero todos, al fin y al cabo.

REK.