viernes, 6 de noviembre de 2015

NO-Verso Nº 3

NO-VERSO Nº3

 
El Territorio del Corazón

El amor viene de la pasión, y la pasión viene del deseo, y el Deseo siempre es cruel.
O, al menos, así reza la leyenda.
Hubo un tiempo en que él creía en el amor, en la amistad, en los sentimientos. Pero era tiempo pasado. El mundo, la vida, las personas, le habían demostrado que tales cosas no eran más que ideas que se inventaba la gente para justificar acciones, para evitar acciones, o vaya a saber uno para qué propósitos siniestros. Sin embargo, llegaría una época en que sin pensarlo, y sin quererlo, volvería a creer en muchas de esas cosas nuevamente. Para bien, o, quizás, para mal.
Si hubiese sabido en qué iba a terminar todo, es muy probable que hubiese preferido seguir sin creer, seguir sin sentir nada de aquello que volvió a sentir. Si hubiese venido alguien en una máquina del tiempo a advertirle, quizás le hubiese hecho caso. Pero nadie vino a decirle nada, ni del futuro, ni de otro mundo. Tan solo tuvo que vivir las cosas en secuencia, en vivencia, en experiencia, como todo el resto de los humanos mortales. Y había que aceptarlo, simplemente no quedaba de otra.
En un mundo de fantasía, sólo pueden existir historias de fantasía. Sin embargo, esta es, fue, o será, una historia real.
Ella era una mujer experimentada, en muchos ámbitos y en muchas cosas, pero seguía siendo una mujer, si es que se logra entender a lo que me refiero.
Él era un tipo más inmaduro, pero de simple no tenía nada. Extraña combinación, probablemente, pero con una actitud un tanto magnética, que podías odiar o amar, pero indiferente jamás te dejaría.
Ella tenía un genio de los mil demonios, irascible, irritable fácilmente, y era de las mujeres que simplemente se aprovechaban de eso para aplicar el clásico y repetido cliché de "si no te gusta, te vas", como si el resto del mundo estuviese obligado a aceptar su genio de mierda sin chistar.
Él, pese a que tampoco tenía un genio amable y cándido, era de las personas que aún mantenía un control sobre aquellas emociones, pues sabía a ciencia cierta lo que una de sus iras podía provocar. Trataba de mantenerse más calmado, tranquilo, para aplicar aquello de que "no hagas lo que no te gusta que te hagan", aunque como cualquier persona con dos dedos de frente sabe, eso es una soberana mentira.
En el mundo de las improbabilidades, ellos rompieron la regla y se conocieron. Más no fue con el ánimo de nada, simplemente conversar, intercambiar ideas, y blablabla. Ella pertenecía a una cofradía de mujeres, muy amigas, muy cercanas, que incluso se conocían en persona. Él era de otro mundo, con menos gente, pero también tenía sus conocidos en el ambiente, como se dice. Ninguno era ajeno a las cosas que en aquel mundo sucedían, buenas y malas, alegres o tristes. Sabían bien cómo funcionaba, y lo que podían esperar y lo que no. Y que a veces también traía sorpresas.
Comenzaron a conversar. Él a cortejarla, ella a ser cortejada. Y a ambos les gustaba ese escenario, les acomodaba, les hacía sonreír, sentir bien. La verdad sea dicha , quien más interés tenía en "algo más" era él. Ella simplemente se dejaba querer, y aunque algo de sentimiento le ponía a la cosa, no es que fuera algo muy primordial, o un mayor interés. Pese a ello, siguieron aquel juego de verdad, y terminaron entablando una relación de mucha cercanía, de demostrarse cariño, de quererse, aún sin conocerce como tal.
No pasó mucho tiempo en que él comenzara a insinuarle que se conocieran en persona, pero ella en un principio, si bien no rechazaba la idea, abogaba por esperar un tiempo más, pues lo encontraba "prematuro". Él aceptó eso en las primeras semanas, pero ya pasado más tiempo si bien no era una obligación, comenzó a cuestionarse el "por qué". Entonces ella, para evitar problemas, le dijo que cuando ya fuera algo concreto, con una fecha definida, lo conversaran. Y así fue. Y así fue como él llegó a sus tierras,, pues no vivían en la misma zona, y por fin se vieron frente a frente. Él estaba ansioso, ella nerviosa. Se besaron, y salieron a recorrer un poco la ciudad. Comenzaron su relación de aquella extraña forma, y su relación, y todo lo demás, siempre fue extraño, con circunstancias extrañas, secretos guardados, que si bien cuando se saben dejan de ser secretos, lo eran en un tiempo, y un largo etcétera.
Luego de conocerse, comenzaron los problemas. Y fueron subiendo de intensidad a medida que pasaba el tiempo, como cuando anuncian un huracán que va a llegar a alguna costa del mundo y avisan que va a ser trágico. En el primer momento, en los primeros momentos, el se sentía feliz, estaba con la persona que quería. Ella, simplemente seguía tal cual, dejándose querer.
Los primeros inconvenientes empezaron por dos motivos que se amarraron convirtiéndode en uno solo: la idea de él de hacer pública la relación, tratándola con palabras más "cariñosas", y la negativa de ella  sobre el tema, argumentando que si todo el mundo sabía, no faltarían los envidiosos, y envidiosas, que allí proliferaban, de hecho, y que se las arreglarían para poner obstáculos entre ellos, para que su relación no perdurase.
Sin embargo, no serían precisamente las demás personas las que serían finalmente las responsables del final de todo. Pero no nos adelantemos a los hechos.
El curso de los acontecimientos ya estaba fijado, pero nadie podía saberlo. Excepto quizás ella. Él comenzó a encontrar sospechoso que ella se negara siempre a hacer más pública la relación, aunque algunas personas lo sabían, y además ella comenzó a alejarse lentamente de él, siempre escudándose en su  mal genio y en sus reiterados enojos sin motivos. Él comenzó a descolocarse cada vez más con este tema, al punto que se cuestionó los por qué, algo que mejor no hubiese hecho. Conversando con alguien de su confianza, en aquellos tiempos, le dijo algo que él ya sospechaba, tanto por la actitud de ella, como por cosas que había visto tanto presencialmente como "escondido" por ahí: ella tenía otra relación de antes. Esto lo dejó pensativo, y aunque muchas piezas encajaban con esa información trató de no hacer problemas por ello. Se guardó su tristeza para sí, y su decepción, pues no dijo nada más a nadie.
Ella, sin saber que él ya sabía la verdad, aunque no se la hubiese dicho ella, notó un leve alejamiento de su parte, lo cual, obviamente, tomó a su favor, para alejarse finalmente ella de él. Muy conveniente.
Pasaron dos semanas en que no hubo ningún tipo de comunicación. No hubo conversaciones, mensajes, correos, nada, absolutamente nada. Ambos interpretaron que el otro no estaba realmente interesado, y no se dieron a conocer. Eso obviamente ella sabía que no era así, pues tenía más que claro que el interés de él era real y era fuerte, pero dadas las circunstancias de su vida, prefería y le convenía seguir esa línea. Él por su parte prefirió esperar a que ella apareciera, y nunca lo hizo. Eso le dejó las cosas más que claras, por si antes ya no lo eran. Y decidió entonces intentar buscarla, a toda costa. No quería perderla, quería mantenerla, retenerla, incluso "ganarla", como si fuera una especie de premio, aunque no tan burdo como tal pensamiento. Más bien suponía, sentía, que su amor era más puro y se merecía una oportunidad. Nada más absurdo y alejado de la realidad, pero lo aprendería con los años.
Todo lo que intentó no le resultó, simplemente no hubo respuesta de ella. Hasta que un día, pasado un tiempo, supo que ella venía a su ciudad, seguramente a juntarse con su pareja. Él lo supo atando cabos, y le mandó un correo, el cual ella contestó que si bien las cosas habían cambiado (más bien muerto), ella ahora estaba dispuesta a conversar con él, para aclarar todo lo que pasaba, pero que en ese preciso momento no podía porque tenía "otros compromisos". Él ya sabía cuáles eran, pero no insistió.
Se juntó aquel mismo día con una amiga, en una cita que bestaba concertada hacía tiempo, y durante la conversación no podía sacarse de la cabeza lo que estaba pasando, lo que estaba sucediendo, quizás a corta distancia incluso de él, y ésto lo notó su amiga, quien empezó a sentirse incómoda. Finalmente tomó valor, y se decidió a hablar claramente con ella, a quien le dijo todo lo que pasaba realmente en su cabeza y en su corazón, lo que sufría y se molestaba consigo mismo por no aceptar la realidad. Esta amiga, si bien se había juntado con él por un leve interés que tenía sobre él, terminó siendo casi su paño de lágrimas, lo que le bastó para perder todo interés, obviamente. Sin embargo, le dio el único consejo posible: olvidarla.
Sin embargo, aquel era un consejo más fácil de dar, que de recibir y aceptar y hacer, en definitiva.
Se transformó en una obsesión, el saber de ella, de la forma que fuera, el pensarla, el soñarla, el querer tenerla... Hasta que se dio cuenta que era una droga, que le hacía mal. Y fue entonces cuando sacudió su cabeza, sacudió su corazón, su imbécil corazón, y se la arrancó de cuajo, como quien quita la mala hierba de los jardines. Fue algo violento, pero era necesario. Y aunque el proceso fue paulatino, costoso, doloroso, terminó por ya no sufrir por ella, por no pensar en ella, y se dedicó a tratar de pasarlo bien, con sus amistades en todos los ámbitos que tenía amigos.... Amigos, aquella palabra tan vilipendiada, pero que en ciertos aspectos cobra un significado importante. Sirvieron a su propósito, lo ayudaron a que no pensara en ella. Y finalmente se sanó de todo eso, muchos meses después.
Fue justamente en aquellos tiempos, cuando ella volvió.
Por qué? Nadie lo sabe. Razones pueden ser muchas, o ninguna también. Sin embargo, era la más poderosa de las razones por las cuales una mujer podría haber hecho eso: ego. Sí, ego. Cuando ya pasó el tiempo, cuando ya las aguas se habían aquietado, cuando ya los cielos eran claros y celestes nuevamente, él volvió a ser el de antes, con sus amistades, sus conversaciones, sus bromas, y todo lo que él siempre había sido. Y ella, simplemente había vuelto a ser la gruñona malhumorada que todos catalogaban de "sociable" y que aún teniendo pareja, no conseguía tener ni la felicidad que buscaba, ni ahora la atención o el interés del que la amó y persiguió con insistencia. Y ese era el punto. Ahí radicaba todo. Como toda mujer, como todo el ego de mujer, necesitaba la atención de alguien, que alguien se sintiera interesado en ella, aunque ella no le diera ni la más mínima pelota.
Sin embargo, cuando ella volvió, no encontró lo que buscaba. Él, ya sanado de sus heridas de la última batalla, no le dio importancia, es más, en aquel entonces tenía una compañera de juegos (por decirlo de una forma, pues sólo era leseo de ambiente, jamás hubo nada entre ellos, ella era una niña mucho más chica), con la cual muchas personas juraban que eran pareja, y eso, obviamente, a ella (más bien a su ego), no le gustó.
Él no le tomó asunto la verdad, ya estaba claramente sanado de todo aquello, y su regreso, y sus intenciones, la verdad lo tenían sin cuidado. Especialmente ayudado por su pequeña amiga, quien sabiendo la historia, no dejaba que la "mala", como la llamaba ella, se acercara mucho, o no pasaba día que no le tiraba alguna indirecta o algo. Él se reía, esa pequeña lo divertía mucho. Ella comenzó a irritarse, hasta el punto que recurrió a hablarle directamente a él, de forma privada y sin rodeos... No habló de volver, pero sí dejó en claro que iba a marcar su territorio.... Él rió, y sólo le respondió:

- Recuerdas cuando hace meses te dije que eras mi perdición, y que mientras no dejara de amarte seguirías siéndolo, pero que llegaría un día en que ya no lo serías?
- Qué tiene eso que ver?
- Pues ya no eres mi perdición, puedes hacer lo que gustes.

Y dicho esto, volvió a conversar con su pequeña amiga. Y ella, a comerse su rabia, por ser ignorada por alguien que suponía podría alimentar su ego femenino, su necesidad de sentirse deseada, mirada, admirada, querida... Y pese a su enojo, pese a su rabia, siguió volviendo a aquel lugar, en espera de que un día él se fijara en ella, sólo ya por un capricho, como quien no deja algo tranquilo hasta que lo consigue sólo por el hecho de conseguirlo, o de demostrarse, o demostrar a los demás, que pudo conseguirlo. Sin embargo, todos sus intentos fueron en vano. Lisa y llanamente, no le daban pelota, como ella lo había hecho con él, tiempo atrás, pero de una forma peor y mucho más cruel.
Sus caminos se separaron, nunca más supieron el uno del otro. Y así, quizás, debió ser siempre.
Los caminos del corazón son extraños, insondables, muchos los recorren, muchos terminan su viaje acompañados, muchos terminan solos, muchos siguen los caminos sin terminar nunca de recorrerlos, muchos son felices, otros no tanto. Pero los caminos del corazón son peligrosos, y muchas veces pasamos del deseo al amor tan fácil, que nos confundimos... Y entre la confusión, y la sanación, son los territorios del deseo y del corazón. Y, a veces, es mejor no arriesgarse a recorrerlos.

REK.

jueves, 22 de octubre de 2015

NO-Verso Nº 2

NO-VERSO Nº2

La Historia Dormida en la Biblioteca.

Hay una historia que jamás ha sido contada.
Una historia que yace dormida en algún libro, y aquel libro yace dormido en alguno de los estantes, y el estante se encuentra en alguna de las muchas alas de la enorme Biblioteca de los Sueños. Y mal que mal, es allí donde debería estar una historia dormida, no?
Y como toda biblioteca, es administrada, vigilada, y llevada hasta en sus más mínimos detalles por un bibliotecario. Este bibliotecario -aunque a él le gusta darse a conocer como "administrador del lugar"- tenía ojos simpáticos, pero que demostraban muchos años de experiencia. Cuántos? No logras descifrarlo, quizás son números lejanos a tu comprensión. O quizás simplemente no puedes. Reglas? Siempre las hay.
El bibliotecario, alto y delgado como un lápiz, envuelto en un formal traje negro y gris, te recibe amablemente en sus estancias. Miras y te impresionas del tamaño del lugar. Parece interminable (y de hecho lo es). No entiendes qué haces ahí, pero tu anfitrión te mira, mira sus libros, y de pronto saca uno de un estante cercano. Se acerca y te lo entrega, al tiempo que te dice:

- Acá está. "La Historia Dormida en la Biblioteca y que Seguramente Seguirá Allí Muchos Años Más"...Si me permite, no es un título muy pegajoso, digamos... Ni mucho menos original, menos para un libro que justamente está acá. Pero sabe? Tiene su estilo- y sonrió.

Miras el libro, una extraña encuadernación, tapas duras de color azul como los paquetes de las velas, con letras rojas indicando el título que se notaba demasiado extenso para un libro. Al mismo tiempo razonas internamente, o lo intentas, del por qué te trajeron ese libro. Y entonces piensas que debe ser un sueño...
Entonces abres las primeras páginas del libro...
Se comenta en los bajos mundos, desde hace muchos miles de años, que los sueños son los que pueden darle forma al mundo. Y esto, en cierta forma, es verdad. Qué sería de una persona sin sueños? Hubiese llegado Colón a las Américas sin el sueño de viajar a las Indias Occidentales? Hubiéramos llegado a conocer lanzaderas espaciales, si los hermanos Wright no hubiesen tenido el sueño de volar?
Dicho esto, la historia comienza como todas las historias, con un lugar, y un erase una vez...
Érase una vez una ciudad bulliciosa, intranquila, de gente que pululaba de un lugar a otro, de autos tocando sus bocinas, buses transportando gente a sus casas, a sus trabajos, a sus lugares de estudio. Pero dentro de toda ésta alteración mental que producía ésta ciudad, él estaba tranquilo, y para él eran tiempos tranquilos. Sin embargo, se avecinaban aguas menos quietas en el futuro próximo. Es parte de la naturaleza, que la calma llegue antes que la tormenta, y después de ella.
Él era joven, por aquellos años, idealista, soñador. Ella unos años mayor, con más vida recorrida, y eso se notaba claramente. Se conocieron en el trabajo, un lugar extraño como para conocer gente, especialmente un lugar donde sólo un hombre era el "macho alfa" que tenía todo el séquito de mujeres supuestamente a sus ordenes y bajo sus brazos. Sin embargo, Ella nunca fue de ese grupo, y se apartó rápidamente cuando quisieron incluirla en aquella nefasta lista interminable de conquistas, por llamarlo de alguna forma decente.
Por alguna razón inverosímil, Ella y Él se terminaron conociendo en aquel ir y venir de gente, de personas, de jefes, de empleados, de clientes y de reuniones. Un par de conversaciones, un par de sonrisas a escondidas, y decidieron juntarse en otro lugar, donde podían estar más tranquilos, sin los ojos observadores de todo ese montón de viejas cahuineras, ni de jefes molestosos que insistían en que la norma "no involucrarse con compañeros de trabajo" debía cumplirse, haciendo la vista gorda de todas las "conquistas" que el jefe llevaba a cuestas. Era una parte simple y dura de aquel llamado con justa razón, un trabajo de mierda.
Una tarde soleada, se juntaron en un parque de aquella ciudad. A su alrededor corrían niños jugando, padres, madres, hermanos comentando cosas, parejas caminando tomados de la mano, prometiéndose amores eternos que con toda seguridad serían más que efímeros, la bulliciosa locomoción colectiva, pero nada de eso los interrumpía a Él y a Ella. Estaban cómodamente conversando a la sombra de uno de los añosos árboles del parque, capeando el calor, disfrutando de la compañía del otro.y
Fue algo rápido, pero formalizaron la relación en aquel momento, y es que tampoco había que esperar más. Ambos eran adultos, no le debían explicaciones a nadie, así que por qué no? Y se hicieron pareja, bajo la sombra de los añosos árboles.
Su relación comenzó así, y así se mantuvo en el tiempo. Comenzó bajo el alero de aquellos árboles, y se mantuvo en silencio por las restricciones laborales impuestas. Aunque se sabía que aquello no duraría para siempre. Ocurrió la primera vez que pasaron la noche juntos (habían pasado tardes o mañanas juntos, pero no una noche durmiendo bajo el mismo techo), y al día siguiente se fueron juntos al trabajo. Eran compañeros. Nada tenía de malo llegar juntos. Pero lo tuvo. Y lo sabían. Pero no les importaba, en realidad. A quién le hubiese importado?. Pasó lo que tenía que pasar, bajo la tutela de un tipo déspota y "patrón de fundo", y Él fue despedido (obvio, Ella no, Ella era la "carne" a comer, no Él). Pese a la injusticia, y el problema de acoso que aquello involucraba, no se hicieron problemas. Mal que mal, Él la tenía a Ella, no la tenía nadie más, hiciera lo que hiciera, pasara lo que pasara.
Hubo gente que probablemente pensó (planeó), que al separarlos en el trabajo, se terminarían irremediablemente separando en su vida normal. Y no era absurdo pensarlo, de hecho. Vivían en sectores extremos y distantes de la ciudad, no podrían verse todos los días como antes, lo que en cualquier caso iría disminuyendo el amor hasta hacerlo desaparecer completamente, ante la falta de apego, de verse, de tocarse... Pero no fue así, y seguramente fue un balde de agua fría que cayó sobre unos cuantos personajillos de ese vil trabajo (uno en particular), algo que a él no le importaba en lo más mínimo. Aunque claro, en su más interno pensamiento, una efímera y virtual sonrisa aparecía cuando recordaba el tema.
A veces Él la iba a buscar al trabajo, su antiguo trabajo también. La esperaba en una esquina, donde antes conversaba con su grupo de amigos del trabajo en los horarios de colación. La esperaba un rato, hasta que comenzaban a salir las demás mujeres de la sección donde ella trabajaba. Salían cuchicheando y comentando sus trabajos, su día laboral, sus cosas de mujeres - cosas supérfluas, sin trasfondo, inertes -, y al verlo a Él parado en aquella esquina, sabiendo que iba a buscarla a Ella, se acercaban aún más y se decían cosas por lo bajo, seguro copuchando sobre su presencia y sobre su relación, y a veces reían, otras veces sólo pareciera que lo notaban y ya.  Cuando pasaban cerca de Él, lo saludaban, sonreían de manera maliciosa, y seguían su camino. Él las saludaba caballerosamente (a algunas, a otras las ignoraba), y se reía internamente de lo que tan simple visita provocaba. Sin embargo, lo que más risa le daba, y lo demostraba siempre que podía, era la reacción de aquel ogro sicótico y acosador disfrazado de jefe, aquel patrón de fundo que no pudo soportar que una de sus "ovejitas" no quisiera ser parte de su rebaño y se fuera con otro. A veces aparecía aquel siniestro personaje a la salida del trabajo, sobretodo cuando alguna de las viejas copuchentas le iba a decir que Él estaba afuera. ÉL lo ignoraba, pero de reojo miraba y sabía que lo observaban. Al final Ella salía, y sonriendo feliz de la vida salía casi corriendo y lo abrazaba y lo besaba. El otro, el maldito ogro, se entraba refunfuñando, o comentando imbecilidades a sus seguidores tan tontos como él.
Ellos, simplemente, se iban juntos
Nada fue como se dice, color de rosa, ciertamente. Hubieron altos y bajos, aunque nunca una pelea mayor, s´polo simples discusiones sobre la forma de ver la vida. Algo lógico, eran hombre y mujer, no eran exactamente de la misma edad, habían tenido en sus vidas realidades diferentes,  etc. No tenían por qué pensar lo mismo, de hecho. Sin embargo su relación se volvía día a día más sólida. Hasta que llegó el momento en que decidieron vivir juntos. No era algo menor, especialmente para Él, que debía abandonar su casa, pues Ella seguía donde siempre, pues se habían agenciado un terreno cedido por los padres de Ella, y allí construirían su humilde casa en la pradera. Y así fue, con el tiempo se construyó, se amobló, y se ordenó. La Casa Nueva de Tito Fernández sonando de fondo, mientras ambos sonreían felices...
Pasaron el tiempo, las estaciones, los meses y los días, y un día pasó lo que nadie esperó que pasara: el antiguo trabajo de ambos, dónde ya sólo trabajaba Ella, se terminó. Sin ahondar en los detalles, simplemente se terminó. La última vez que Ella vio a ese tipo aprovechador, fue en la final donde iban a pagarles sus finiquitos de trabajo, en una Notaría, Se quiso hacer el simpático, y abusando nuevamente de su puesto y su cargo, aunque ya de eso no quedaba nada, quiso pasar de los primeros, saltándose la fila establecida. Entonces Ella lo increpó, y tratándolo como a cualquier persona, le dijo que hiciera la fila como cualquier pelagato de la empresa, que los puestos, rangos y cargos, ya no existían y él simplemente era "un hueón más". Los ojos del tipejo, otrora patrón del fundo, se abrieron desmesuradamente, y la rabia le carcomió el ser, pero Ella estaba en lo correcto, y se tuvo que comer todas sus posibles respuestas. La risa burlona de Ella, y de algunas compañeras "opositoras al régimen", no se hizo esperar. Y fue la última vez que se supo de él. Esperamos sinceramente que pague sus aprovechamientos.
Ambos tenían otros trabajos, como cualquier pareja, y se veían en las mañanas, en las noches, y los fines de semana trataban de aprovecharlos al máximo. Estaban en casa, salían a dar una vuelta por los verdes campos que rodeaban los barrios donde vivían, iban al supermercado a pasar el día mientras hacían las compras necesarias, jugaban con los hermanos de Ella, en fin. Siempre había algo que hacer en aquella casita, o fuera de ella. Alimentaban su relación con pequeñas cosas, tratando de no caer en rutinas, aunque siempre eso es inevitable. Hay rutinas absolutamente necesarias, o inevitabbles, y así es la vida, no se puede cambiar todo en este mundo. Hay reglas. Siempre.
Pasaron los años, y su relación seguía inmutable en el tiempo. Se amaban, y querían estar juntos para siempre. Lo clásico de las parejas jóvenes, que a veces ven con ojos soñadores este mundo, un mundo por lo general más complicado y más cabrón que los propios sueños nos puedan enseñar.
Una de las viejas reglas, es que nada es eterno. Acaso algo lo es? Como dice alguien por ahí - en otro escrito, quizás en la misma biblioteca esté ese ejemplar - nada va a durar más allá de ésta versión del universo. Es una de las viejas reglas. No puedes hacer nada. El universo está sustentado por ellas. Más allá de las leyes físicas, gravitacionales, y la termodinámica, están las reglas. No existe nada sin ellas. EL mundo, una estrella, una árbol, tú, yo....
Un día, un mal día, Él llegó de su trabajo. Aún era de día, estaba claro. Había sol, de hecho hacía calor aquel día. No encontró a nadie en casa, lo cual no era novedad, pues Ella salía más tarde del trabajo. Dejó la mesa preparada para tomar once, y se fue a comprar el pan. Se demoró un poco, ya que fue a una amasandería más lejana pero que vendía mejor pan que los clásicos negocios cercanos. Volvió y Ella ya estaba en casa. La saludó cariñosamente y con una sonrisa, pero notó algo raro en ella, algo no habitual. La sintió como distante. Trató de no darle importancia, quizá sólo era cansancio, por lo que fue a dejar el pan a la mesa, y a poner el hervidor nuevamente para calentar el agua y servir la once. Cuando estuvo todo dispuesto, ella le dijo que tenían que hablar -esa maldita, maldita frase-.La cabeza de Él se llenó de miles de opciones en tan sólo una fracción de segundos. Miles de ideas se le cruzaron por la mente, desde las más posibles, a escenarios casi catastróficos o apocalípticos, desde simples problemas de convivencia fácilmente solucionables, hasta problemas de dinero que quizás no eran tan simples de resolver. Un caleidoscopio de ideas, en apenas una fracción  de tiempo. Asintió con la cabeza, en silencio. No atinó a nada más.
Dando el clásico rodeo de palabras bonitas y tratando de no herir suceptibilidades, Ella dijo en síntesis, y en definitiva, que su relación se acababa, así como hiciera años había empezado. Él, por su lado, sólo se mantuvo en silencio, la dejó hablar, la dejó que se expresara, a ver si dentro del conglomerado de palabras que le decían, había alguna frase que cobrara sentido a todo lo que estaba escuchando. Pues, para Él, nada lo tenía.
Se quedó impávido, sin reacción. Ella completó su exposición con un par de frases más, pero que para Él no significaban nada, ni siquiera las escuchó. Ella guardó silencio, y Él sólo atinó, pese a todo lo que le habían dicho, a preguntar "por qué?". Nuevamente Ella empezó con la palabrería clásica, y él la interrumpió, pidiéndole las razones claras y precisas, las cuales sin embargo, no llegaron. Él se quedó nuevamente en silencio, sintiendo como su pecho se apretaba, como sus sentimientos de pronto no valían nada - y no sería ni la primera ni la última vez que sentiría lo mismo . sintió que todo lo que había hecho, dicho, demostrado, no había servido absolutamente de nada.
Después de un rato, y de tratar de encontrar una respuesta satisfactoria, que no llegó, se decidió a lo que jamás había pensado que tenía que hacer: irse. Se dio la vuelta, fue a la pieza, sacó sus documentos, plata y llaves de la casa, y se paró frente a ella, quien lo miraba en silencio, con los ojos llorosos, pero no lo detuvo. Sólo le dijo que lamentaba la situación pero que las razones ya estaban. ël, en silencio, se despidió de ella a la distancia, y cerró la puerta tras de sí. Lo inundaron muchos sentimientos, pena, rabia, ira, tristeza, incomprensión, pero sobre todo desgano. Como quien termina un partido de football extenuado de tanto esfuerzo. Su cuerpo hasta olvidó que no había comido nada. Dejó, por unos cuantos kilómetros, de sentir.
El camino a casa fue de análisis, de más sentimientos encontrados, de más tristeza. Llegó a casa en silencio, no dijo nada a nadie, y nadie le preguntó nada tampoco, todos suponían, o sospechaban, que algo había pasado.
Estaba tan cansado, cansado de todo, que pese a todo, se durmió temprano, y así fue mejor todo. Todo siempre es mejor, después de un buen descanso. Analizar más? Ya no valía la pena, simplemente había que vivir, o sobrevivir, nadie moría de amor, pese a que un libro indicara hace muchos años que un niño perdió los estribos y murió por ello. Qué tontería!
Se verían una vez más, pero fue sólo un protocolo. De ahí, a la eternidad sin saber nada más.

Terminas el libro, lo cierras, lo apartas de ti, y se lo devuelves a tan singular bibliotecario, quien te mira sonriendo yacercándose a ti, te dice en voz baja, como comentándote un secreto...

- Quizás, en realidad, lo único eterno sea eso...

REK.

domingo, 4 de octubre de 2015

NO-Verso Nº 1

NO-VERSO Nº 1

Un capuchón, un libro y una cadena.

Era un lugar extraño, parecido a un jardín, pero a buenas y a primeras se notaba mucho más grande que eso, mucho más vasto, casi infinito.
Había innumerables caminos y bifurcaciones y senderos y ramificaciones, que a veces llevaban nuevamente al camino principal, pero que otras veces se desviaban y no se sabía dónde llegaban. Y en éste lugar tan peculiar, había una especie de castillo, una ciudadela, enorme, que era fácilmente distinguible desde lo lejos. Dentro de ella, personajes como fantasmas atendían en sus necesidades a tres seres - porque no se sabía si eran personas como tal, o algo diferente -, llevándoles cosas de beber o comer.
 Uno de éstos personajes vestía un antiguo traje gris, como una sotana larga que llegaba hasta sus tobillos. Su cabeza estaba metida dentro de un capuchón pegado a la ropa, y del mismo color que las ropas, y siempre estaba en sombras su rostro, que no podía distinguirse. En una de sus manos llevaba un gran y - al parecer - pesado libro, el que estaba atado a su muñeca por una cadena y unos grilletes, que cada vez que movía la mano u hojeaba aquel libro, sonaban las cadenas en un leve chinchín. Su aspecto general era como la de un viejo monje sacado de alguna polvorienta y antiquísima abadía, ubicada vaya saber dónde.
 Las otras dos personas eran ancianos, hombre y mujer, y estaban sentados frente al personaje de la capucha, con expresión atenta en sus ojos, como si fuesen a escuchar algo muy importante, quizás lo más importante de sus vidas. Ambos se miraban de vez en cuando, sin saber a ciencia cierta el por qué estaban allí, y quizás buscando esa respuesta en el otro, aunque era una respuesta que no tenían ninguno de los dos. Todo lo que sabían era que estaban allí, sentados en una mesa frente a un ser parecido a un monje, en una ciudadela grisácea en un jardín interminable lleno de caminos. Tampoco sabían quién era el tipo del libro, que desprendía un leve olor a biblioteca por las noches, a polvo y a "tiempo". Tampoco sabían qué lugar era aquel, salvo que parecía jardín, y tampoco sabían dónde estaba ese lugar. Sólo recordaban estar allí, y ni siquiera ellos se conocían entre si. Se miraban sin saber quién era el otro. Por extraño que pareciera, estas circunstancias no los perturbaban, como si todas esas respuestas no fueran importantes, o al menos no tan importantes como lo que el de la capucha les iba a decir. Pero cómo sabían eso? Tampoco les importaba en lo absoluto. Sólo lo sabían, y ya.
 Cuando los dos invitados estuvieron listos, servidos y satisfechos, y los sirvientes como fantasmas se retiraron del salón, flotando por el aire como humo llevado por el viento, el ser vestido de gris abrió su libro - el cuero y el papel sonaban de una manera singular al ser movidos por los delgados dedos del extraño anfitrión -, y comenzó a hablar firmemente. Su voz se sintió como el raspar mutuo de las hojas y de las cubiertas de los libros por las noches, cuando las bibliotecas están cerradas y vacías, y los libros comienzan a leerse unos a otros.

- Fue hace tiempo, mucho tiempo. Se conocieron en un verano, aunque en efecto se habían visto antes, pero no se prestaron atención. Cuando se conocieron, ambos supieron casi al instante que algo fuerte, algo poderoso, algo importante iba a salir de aquella primera visita de él a la casa de ella. Y así fue, después de todo, pues en poco tiempo ella y él se convirtieron en grandes amigos. Lo pasaban bien. Y eso se notaba.

 Mientras escuchaban, ambos ancianos trataron de ver el rostro de aquel extraño ser., algún rasgo, algo que les permitiera asociarlo a "alguien", una persona, un ser humano. Pero era imposible. Las sombras siempre lo impedían. Quizás ni siquiera había un rostro que mirar, y sólo existía una profunda oscuridad. No podían determinarlo. El ser del capuchón observaba mientras relataba, y sabía, percibía, las sensaciones que provocaba en aquelos dos oyentes de su historia, sabía de sus dudas y de sus intenciones. Pero el de la capucha se mantenía inmutable, sin demostrar nada, ni siquiera en la voz, que era lo único que aquellos seres podían captar de él, a excepción de sus ropas y sus manos. Su rostro seguía en la sombra del entorno y de la capucha, a salvo de cualquier ojo escudriñador. Y así, prosiguió su relato:


- Su amistad siguió creciendo con el tiempo. Compartían tardes, noches, mañanas. Salían, caminaban, reían y jugaban. Todo parecía ir cada vez mejor. Pero su amistad no era la única, y eso había que tenerlo en cuenta. Habían dos personas más, dos hombres, que pertenecían a este grupo de amigos. A pesar de todo, se llevaban bien entre todos, y compartían también entre todos. Pero dicen que nada es Eterno, y un mal día llegó algo que hizo cambiar radicalmente aquellas amistades, a aquellas personas, y no pudieron evitarlo, como si el mismo Destino estuviese en su contra y lo hubiese querido así.

Los dos ancianos se sintieron extraños al oir nombrar al Destino en aquel relato. Ambos creían, a esos años de sus vidas, que el destino como tal sí existía, que había una fuerza invisible y poderosa que guiaba los hilos de las vidas de la gente y que los hacían vivir las vidas que vivían, aunque siempre conservando de preferencia los aires de libertad o de libre albedrío. Sin embargo siempre lo habían pensado o imaginado como una idea, un alma, incluso hasta un espíritu, algo inmaterial y sin forma. Pero ahora se preguntaban si el Destino podría ser un ser, una persona, quizás con la apariencia de un viejo monje como el que tenían en frente, con sus manos huesudas recorriendo las hojas de aquel libro encadenado a su muñeca.

- Cuando empezaban a conocerse mejor, ella repentinamente tuvo que hacer un viaje, un largo viaje. Iba fuera de su país natal, lejos de su gente cercana, quizás por casi un año. Como era de esperar, a ninguno de los tres hombres que eran sus amigos les cayó bien, ni mucho menos les hizo gracia, la noticia de aquel viaje, especialmente a él. El viaje llegó sin tiempo a nada, y tuvieron por obligación, o por aquel destino, dejar de verse.

 La anciana se sintió de pronto un poco incómoda, aunque sólo fue un instante. Miró a su improvisado compañero pero no hubo reacción en él, por lo que volvió a escuchar las palabras rasposas de aquel extraño.

- La carta fue el nuevo y único método de comunicación que les quedó, y ayudó a afianzar la amistad entre El y Ella. Durante aquel tiempo, y por aquel medio arcaico de comunicación, fueron bastante sinceros el uno con el otro pese a la distancia, lo que vino a corroborar lo que ya se sabía: se querían. Pero entonces quiso el caprichoso destino que ella, por ciertas circunstancias que no vienen al caso, volviera a su país antes de lo planeado lo que obviamente alegró a todo el mundo. Pero El, y cumpliéndose lo que siempre había pensado en esta ausencia de ella, sentía que no estaba del todo preparado para volver a estar con ella frente a frente, pues se había acostumbrado a las cartas, donde hay más libertad en escribir, y muchas veces esos escritos llevan más sentimientos de los que podrías decir o manifestar cara a cara, pues no temes lo que te dirán o te responderán viéndote a los ojos.

 La mujer escuchaba atentamente el relato, y se interesaba cada vez más en el mismo. Por eso ya no se preguntaba quién era aquel personaje, ni tampoco quién era el anciano a su lado. Simplemente se limitaba a seguir la historia.

- Pero las cosas, como siempre es así, no fueron del todo bien. Pequeñas pero continuas discusiones entre ellos, la presencia de los demás, y otras cosas, hicieron que la amistad decayera un poco. Además, y siguiendo el curso más obvio de los acontecimientos, los tres hombres del "club" se habían alejado bastante entre ellos, cada cual por sus propias razones,  a pesar de decirse y creerse amigos eran demasiadas las cosas que los distanciaban y contraponían. Además uno de ellos, el más conflictivo, estaba interesado en Ella de otra manera, por lo que le molestaba en demasía estar con Ella y con los otros dos amigos. Es así como, aprovechando una acción de Él, y sus dichos (aunque tergiversados), Ella discutiera y se enojara con Él, al cabo de que en un par de semanas, la amistad se quebrantó del todo, terminando abruptamente. Él y Ella se separaron y no volvieron a verse.

 El anciano había estado pensando, y estaba casi convencido de que conocía aquella historia. También reparó en que el ser vestido como viejo monje, leía aquella historia desde el gran libro encadenado a su muñeca, lo que lo hizo pensar si entonces habían otras historias escritas en aquel añoso libro, y también pensó en cómo habían llegado ahí a ese volumen.
 La anciana también había empezado a recordar o reconocer aquella historia, y también se hacía las mismas preguntas que su anciano compañero, sólo que no compartía sus pensamientos con él puesto que ni siquiera lo conocía.
 Ambos ancianos tenían dudas, se hacían ideas, pero se mantenían en silencio, en espera de que aquel ser de voz rasposa continuara su relato.

- Pero no fue mucho el tiempo que estuvieron separados, la verdad sea dicha. Pasados unos meses, ella lo fue a buscar. El reencuentro no fue emotivo ni nada por el estilo, más bien se sintió algo bastante frío e impersonal. Él estaba dolido, y se notaba, aunque hacía esfuerzos porque aquello no interfiriera en el reencuentro. Y Ella estaba más distante, producto también de lo mismo. Sin embargo conversaron, y aunque no ahondaron mucho en el tema que los había separado, les sirvió a ambos como un puntapié inicial a una nueva etapa de su truncada amistad. Sería complejo, pero aceptaron el desafío, y quedaron en tratar de volver a retomar lo que habían perdido. Y lo lograron, en parte, y sólo por un tiempo, ya que al paso de los meses, todo iba volviendo a la "normalidad", a aquella fastidiosa normalidad donde Ella volvió actuar de la misma manera, y donde Él terminó por fastidiarse. A fin de año, se decidió (por segunda vez), a darle un final definitivo a todo. Pero no sería así. Pasaron muchos, muchos años, y nunca más se vieron. Pero llegó un día en que se encontraron frente a frente, y ni siquiera lo sabían.

Los ancianos sintieron algo extraño, ambos al unisono. Sintieron que aquel ser los estaba mirando, fijamente, pero no podían determinar cómo era ésto posible, pues ni siquiera podían verle el rostro, mucho menos los ojos. Aún así sentían que los estaba mirando, y se sintieron incómodos.
Aquel personaje como monje de pronto enderezó más su cabeza dentro de su capuchón, y  cerró su libro, dejando de leer. Dio media vuelta y se retiró del salón sin decir una palabra, ni siquiera sus pies parecían emitir sonido alguno. Sólo se escuchaba el tintineo de su cadena, hasta que se perdió tras una puerta ancha.
 Entonces, cuando quedaron solos, el anciano y la anciana se miraron sin saber qué hacer. No sabían ni cómo habían llegado a tal lugar, y por lo mismo no sabían cómo irse, ni siquiera sabían dónde estaban. Se preocuparon y se notaba en sus rostros. Fue entonces que por primera vez durante todo aquel tiempo se miraron y se encontraron.
Y se reconocieron...

REK.





domingo, 22 de marzo de 2015

Fantasmas o Demonios?

108th Tactical Fighter Squadron "Wardog"
Dicen que las leyendas nacen solas, se escribe de ellas, y se habla de ellas, pero que por mucho que se hable o se escriba, siempre quedará cierto aspecto de la historia en el limbo del tiempo, que es justamente lo que da pie a las leyendas...
Esta es una de esas historias, ésta es la leyenda de los Fantasmas de Razgriz.
Los Razgriz... Los Demonios de Razgriz...O como a veces les llaman, Los Fantasmas de Razgriz...
Originalmente llamados 108th Tactical Fighter Squadron "Wardog", este escuadrón participó en la primera mitad del confñicto bélico conocido como Guerra Circum-Pacifica, en el año 2010, involucrando a la Federación de Osea, y a la Federación de Repúblicas de Yuktobania. El escuadrón estaba conformado por el capitán Jack Bartlett (HEARTBRAEAK ONE), su wingman Kei Nagaze (EDGE), y un par de veteranos pilotos más. Sin embarggo, durante la primera misión oficialmente reconocida en la Guerra, en una patrulla de instrucción en Sand Island, con algunos pilotos novatos en la formación, el escuadrón fue atacado por fuerzas de Yuktobania y fue derribado su capitán. Golpe duro para los Wardogs, quienes tuvieron que rearmar su escuadrón casi con novatos. Nagaze no quiso tomar el lugar del capitán Bartlett (siendo ella quien debió asumirlo), dejándole ese lugar a BLAZE (de nombre desconocido), quien asumiría el mando y dejaría a EDGE como su wingman. Nagaze se justificó para ello diciendo que jamás volvería a pderder a un capitán, y estaría siempre a sus "6 en punto" (detrás de la cola del avión líder). Sin embargo las maquinaciones iban mucho más allá de una simple guerra, y las confabulaciones estaban muy por sobre el escuadrón Wardog, llegando incluso a niveles diplomáticos muy altos en ambos bandos. Es asi como a mediados de la guerra, son falsamente acusados de traición y de ser espías para Yuktobania, lléndoseles encima toda la fuerza oseana. El escuadrón de Belka "Grabacr" (8492nd Tactical Fighter Squadron), les dio caza pero su persecusión fue infructuosa, ya que en una isla perdieron de vista a los Wardogs, finalmente dándoseles por muertos, gracias a los disparos que hizo en falso el capitán Marcus Snow (SWORDSMAN), quién aún creía en ellos. Se les dio oficialmente por "desaparecidos en acción" a principios de diciembre de 2010. Se rumoreó aún por muchos años después de la guerra, que los Wardogs no murieron y que volvieron al combate bajo otro nombre, pero nada fue confirmado y la guerra siguió su curso hasta que terminó a finales de ese mismo diciembre.
Razgriz Air Command Squadron 
Los sobrevivientes del Escuadrón Wardog no podían permitir que sus nombres se mancharan asi como asi, y decidieron volver a la lucha, pero  de forma "independiente", trabajando sólo con personas de confianza, ya que en ambas facciones, Osea y Yuktobania, habian infiltrados de algo mucho más grande (posteriormente conocidos como Grey Men). Basándose en una vieja leyenda de las tierras heladas del norte, adoptaron el nombre de Razgriz, y consiguieron sus nuevos aviones pintados completamente de negro, con su nuevo emblema y nombre: Razgriz Air Command Squadron, y siguieron su participación en la parte final de la guerra, enfrentándose a los escuadrones Grabacr y Ofnir, sus enemigos acérrimos, quienes no daban crédito a lo que veían, los emblemas y naves negras, tal cual la leyenda de antaño.
Llegado el enfrentamiento final, y ya dándose cuenta de todos los engaños que los Grey Men habian hecho en ambas facciones, algunas unidades tanto de Osea como de Yuktobania se unieron a los Razgriz en la lucha contra los verdaderos traidores, derrotándolos y poniendo fin al enfrentamiento entre las potencias más grandes del mundo, en una guerra que pudo ser mucho más destructiva, pero que no lo fue gracias a los Fantasmas de Razgriz, el escuadrón de naves negras con líneas rojas que surcó los cielos para traer la paz entre las federaciones...

F-14D del Escuadrón Razgriz
Ace Combat 5 The Unsung War... Exelente juego de PS2, y que con éste escruadrón de Razgriz, con sus aviones negros, tiene una exelente historia como casi todos los juegos de la franquicia Ace Combat, de la todopoderosa japonesa NAMCO Bandai...

REK.

viernes, 13 de marzo de 2015

Aunque parezca que SI, la verdad es que NO


"Así suene a tontería no sabes cuanto me duele q no me trates como antes... q solo quede en tu boca mi "nombre" sin ninguna gracia... recuerdo cada apodo dulce, el simple "mi amor" q me parecía tan cotidiano hoy en día realmente lo extraño... si, es tonto... pero así soy... consentida y tonta..."

 Un día estaba tranquilo viendo publicaciones de internet, cuando de pronto me pillé el texto que he reproducido tal cual lo leí, escrito por una amiga o conocida...
 Y fue entonces que después de mucho tiempo, leí (o escuché, depende de cómo se tome), algo así escrito o dicho por una mujer. Lo cual, pese a no tener cercanía más allá de un "hola" con aquella fémina (y eso con suerte), me dio a entender que las mujeres sí tenían sentimientos, o al menos pensamientos de ese tipo.. O bueno, al menos ella sí los tenía.
Sería posible tal revelación?
Siempre me pregunté si aquello podría ser real, si no era una mera ficción, un burdo engaño como lo que ellas hacen siempre... Pero, quizás, no lo era. Creo que alguna vez lo he manifestado aquí, que uno como hombre y que ha tenido sentimientos por ciertas personas, mujeres en específico, siempre las recuerda de una u otra forma, para bien o para mal,  de buena o de mala manera, pero siempre hay algo, un detalle, una situación, un olor, un paisaje, un camino, que nos recuerda a ese alguien. Y es ahí donde nos preguntamos si esas personas nos recordarán, como nosotros a ellas. La respuesta para mi siempre es "no", pero probablemente sí lo hagan, aunque pienso que "no" es lo que vale.
Pero una cosa es recordar, y otra cosa es sentir. No es lo mismo expresar los sentimientos en una relación, o en el término de ella, que recordar cuando ya ha pasado la maquinaria del tiempo, que todo lo deja quieto y de forma lineal, para que no duela como un presente, sino que exista como un pasado que, como he dicho antes, nos forja para ser quienes somos. Lo que expresó la fémina aquella era de algo que le estaba ocurriendo, y quiso expresar lo que sentía de ello (y dicho sea de paso, muchas veces he sentido lo que ella expresó, lamentablemente).
Aún así me sorprendió leer eso. Decía mucho, sin ser alguien demasiado conocido por mi. Sin embargo, como suele ser en esta vida, pronto llegarían un par de hechos, o situaciones, que me harían recordar que las mujeres distan mucho de tener ese tipo de sentimientos, o de pensamientos, o incluso de cuestionamientos.  Que dado el momento son todas iguales, pues llegar a actuar de la misma forma, frías, impersonales, que nada ni nadie les importa excepto ellas. Por qué lo harán? Quizás por que pueden hacerlo. No lo se, la verdad me lo he preguntado muchas veces, pero no logro hallar una respuesta. Quizá finalmente no la haya, y deba dejar de preguntarmelo.
Personas tan distintas, que no se conocen entre ellas, que ni siquiera saben de la existencia de la otra, que ni siquiera viven donde mismo, actúan de la misma forma, bajo los mismos precedentes, mismos conceptos, y dicen las mismas palabras vacías, impersonales, y canallescas algunas veces. Palabras como "prioridad", como "bienestar", como "lo mejor para mi", y un sinfín de cosas, siempre son dichas en estos casos. Y no hay quien pueda discutir de que así es.
Lo que escribió aquella fémina me dio para pensar un momento, pero luego recordé (la vida me hizo recordar), que los sentimientos de las mujeres son tan efimeros, falsos, y poco creíbles, que es mejor ni prestarles demasiada atención.

REK.


lunes, 9 de marzo de 2015

Las Palomas del Cielo Nocturno

El Cúmulo Abierto de las Pléyades

Sí. Hoy nos vamos a la Astronomía.
La Astronomía, el estudio de los astros, es una de las ciencias que más me apasiona, y que siempre he querido desarrollar un poco más, lamentablemente no siempre se ha podido. Al menos he podido ir a un observatorio astronómico (el Mamalluca, en la IV Región), y pude disfrutar de las maravillas del cielo del norte de nuestro país, y contemplar la bóveda celeste, sus estrellas, sus cúmulos, su majestuosidad y su grandeza. Y también sentirme ínfimo en este cosmos tan grande. Es una sensación diferente a todo, cuando contemplas estrellas a miles de años-luz, cuando observas las constelaciones y sus formas y sus luces en el cielo. Algo indescriptible.
Una de las cosas que vi, fue precisamente la constelación de las Pléyades. Aunque dicho sea de paso, no es precisamente una "constelación". Las Pléyades más bien son un Cúmulo Abierto (que no es lo mismo, claramente).
Las Pléyades, o las 7 Hermanas, como se conocen también, son un cúmulo abierto de estrellas, que se encuentra al norte de Aldebarán, estrella principal de la constelación de Tauro.
Su nombre significa "palomas" en griego. Son el objeto numero 45 en la clasificación de Messier (es decir, M45). Son estrellas muy jóvenes, de unos 50 millones de años apenas, y por ello se encuentran muy juntas aún. Están a una distancia aproximada de unos 420 años luz de la Tierra. Las estrellas más grandes y brillantes del cúmulo son de color blanco-azulado y son cerca de cinco veces más grandes que el Sol.
Son fácilmente visibles durante el verano, ya que son muy brillantes al ser jóvenes. Es más, junto con Orión, las Pléyades anuncian la llegada del verano en el hemisferio sur.
Son aproximadamente unas 500 estrellas, repartidas en un diámetro de unos 12 años luz. Sin embargo, siempre vemos las más brillantes o más grandes, que normalmente son 7 u 8, llamadas Taygeta, Pleione, Merope, Maia, Electra, Celaeno, Atlas y Alcyone.
Pueden ser observadas a simple vista en las noches de verano con poca luz ambiental (lo ideal es poca o nula, pero bueh, no siempre se puede eso), y así se puede disfrutar de su belleza. Sin embargo, bajo el lente de un telescopio, o incluso de unos buenos binoculares, se puede apreciar la real magnitud de su brillo y su hermosura. Un espectáculo de nuestros cielos digno de ver.

Como dato anexo, puedo decir que este grupo de estrellas da origen al símbolo o emblema de la casa automotriz nipona Subaru. Las Subaru, de hecho, son las Pléyades en el idioma nipón. Obviamente se representan las estrellas más brillantes, no todas!



La verdad, y como dije, me encanta la astronomía, el observar nuestros cielos y ver cosas, mirar la Vía Láctea, hasta los satélites que pasan a veces, y podría estar horas mirando todo eso. Te hace sentir vivo, pese a que a la ve te sientes que no eres nada en el vasto océano cósmico.

REK.

domingo, 1 de marzo de 2015

Un Osito de Peluche de Taiwan


UN OSITO DE PELUCHE DE TAIWAN
(o como decía yo, Un Osito de Pilucho de Taiwán)

Dentro de tus ojos veo un lago
donde un hada se desnuda
para que la dore el sol.

La melancolía de la tarde
me ha ganado el corazón
y se nubla de dudas.

Son esos momentos en que uno se pone a reflexionar
y alumbra una tormenta.
Todo es tan tranquilo que el silencio anuncia el ruido
de la calma que antecede al huracán.

De repente no puedo respirar
necesito un poco de libertad
que te alejes por un tiempo de mi lado que me dejes en paz.
Siempre fue mi manera de ser
no me trates de comprender
no hay nada que se puedad hacer
soy un poco paranoico lo siento

De repente yo te empiezo a extrañar
me preocupa que te pueda perder
Necesito que te acerques a mi
para sentir el calor de tu cuerpo.

Un osito de peluche de Taiwan
una cascara de nuez en el mar
suavecito como alfombra de piel
delicioso como el dulce de leche.

Dentro de mi lecho
veo un angel que suspira boquiabierto
entre nubes de algodón.
Junto con la luz de la mañana se despierta la razón
y amanece la duda.
Son esos momentos en que uno se pone a reflexionar
y alumbra una tormenta.
Todo es tan tranquilo que el silencio anuncia el ruido
de la calma que antecede al huracan

De repente no puedo respirar
necesito un poco de libertad
que te alejes por un tiempo de mi lado que me dejes en paz
Siempre fue mi manera de ser
no me trates de comprender
no hay nada que se puedad hacer
soy un poco paranoico lo siento

De repente yo te empiezo a extrañar
me preocupa que te pueda perder
necesito que te acerques a mi
para sentir el calor de tu cuerpo

Un osito de peluche de Taiwan
una cascara de nuez en el mar
suavecito como alfombra de piel
delicioso como el dulce de leche

De repente yo te empiezo a extrañar
me preocupa que te pueda perder
necesito que te acerques a mi
para sentir el calor de tu cuerpo

Un osito de peluche de Taiwan
una cascara de nuez en el mar
suavecito como alfombra de piel
delicioso como el dulce de leche

Un osito de peluche de Taiwan...


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Recuerdo cuando decía eso, de "pilucho".. Buenos tiempos, supongo...
Y buen tema éste, de Los Auténticos Decadentes. Tiene algunas partes con las que me sentía (o siento) identificado. Y es ìolita, relajada. Me gusta. Por eso la escribo.
El oso de la imagen es un oso con una polera que tiene el emblema de MOPAR, la división de Dodge que construye partes para vehículos Dodge, Jeep, Chrysler, etc., para prepararlos para las carreras, o para sacarles más provecho, o simpelmente por confort o caché. Y le puse una bandera de Taiwán para que calzara con la canción, obvio. Autos y oso y canción, todo en uno.Ando con poco ánimo la verdad. Me había sentido bien, pero nuevamente estoy en mi estado casi normal. No ando muy "escribidor", pero algo he hecho. Pronto habrán más cosas, espero. Por ahora, a escuchar este tema, que me trae recuerdos, como dije, posiblemente de tiempos mejores, aunque en esos tiempos también pensaba que no eran tan buenos. Cosa de perspectiva y de tiempo.


REK.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Sueños de Mentiras


Nunca había experimentado esa sensación, la verdad me extraño y por eso me puse a pensar en ello.
Los sueños se pueden conjugar como imágenes que están en nuestras mentes, de hechos y vivencias pasadas, mezcladas unas con otras sin sentido alguno, pero a veces dando hilo a historias o escenas coherentes, aunque los personajes no encajen o los hechos no sean verídicos. Mal que mal, son sueños, no? Complejo en todo caso, y no tengo ningún magíster en psicología ni en "sueñología" ni anda, pero es mi concepto de ellos. Ahora bien, sabiendo o entendiendo que los sueños no tienen por qué ser coherentes, tienen que regirse por las reglas o leyes de nuestro mundo normal? La respuesta sería no, ciertamente, pero quizás muchas cosas si se mantienen en sueños.
Por ejemplo, se puede mentir en sueños?
Nunca me loa había planteado, y debo decir que al menos en mi experiencia, la respuesta es si. Y eso no significa que uno sea n mentiroso empedernido que llega a mentir en sueños, si no que los diversos hechos de la vida a veces te hacen mentir en sueños.
Quizás otras veces se ha mentido en sueños, pero no lo recuerdo, al menos no tan vívidamente como aquella vez.
Lo recuerdo muy bien porque era una mentira que en realidad no afectaba a nadie, salvo quizás a mi mismo. Era mi familia, que me preguntaba por una persona cercana a mi, y yo respondía que estaba bien, que hablaba con ella pese a no vernos. Eso era mentira, pues hacía mucho tiempo no sabía absolutamente nada de esa persona, pero por una acto irracional le mentí a mi familia diciendo lo contrario, quizás para evitar más preguntas obvias si yo decía la verdad. Ahora, esto obviamente en el sueño. Y lo más curioso de todo, es que en el instante en que mentí en el sueño, mi "subconsciente del subconsciente" lo notó, como que estaba viendo una obra de teatro,o una película, y yo como soñador y espectador, me diera cuenta de que el protagonista aquel estaba mintiendo, La hueá bien rara en realidad, pero quizás así se explican los sueños, películas u obras que uno ve tanto en primera como en tercera persona... Freak.
Por qué habrá sido? Tal era la necesidad de mantener aquella mentira en la realidad, que se trasladó a los sueños? NO creo, pero no se. La verdad era una situación sin taaaaanta importancia tampoco, más bien fue algo concreto y específico, nada tan premeditado ni absolutamente necesario. Sin embargo aquel hecho nocturno e involuntario me hizo dar cuenta quizás de que algo estaba haciendo mal en mi vida. Y analicé la situación y empecé a decidir que debía tener un cambio. Por doloroso o por personal que fuera. No podía seguir así. Como dijo Constantine en Preludios y Nocturnos "alguien intenta decirme algo". Y así me pareció a mi aquel hecho, y decidí hacer algo al respecto.
Era necesario supongo. Y si estuvo bien o mal, el tiempo lo dirá, y muy probablemente lo termine transcribiendo por acá...
Y los sueños? Sólo son eso, sueños. Pero quizás algunas veces nos sirven de guías, y es decisión nuestra si les hacemos caso, o si los analizamos en mayor profundidad.
Ahora, no he vuelto a mentir ni en sueños, ni en la realidad...

REK

sábado, 14 de febrero de 2015

Por qué dejamos de escribir?


Probablemente las personas normales consideran que el escribir es un hecho simple, sin mucho preámbulo, sin un análisis previo. Y probablemente tengan razón. Si es que hablamos de "escribir por escribir", claro. Pero cuando nos referimos a escribir más en detalle, en serio, cuesta un poco más, debo suponer.
Ciertamente Tolkien no escribió El Señor de los Anillos en una tarde aburrido en una fuente de soda, y lo hizo en una servilleta del local. Se tomó años en depurar la historia que quería escribir, lo que quería transmitir, lo que quería que sus personajes dijeran, lo que quería que la historia contara, hasta que el resultado fuera de su completo agrado
Y si bien yo no soy Tolkien,  ni Shakespeare, ni nada remotamente cercano a ellos, también escribo en serio, dentro de lo que mis parámetros establecen para ello. Y también tengo mis problemas a la hora de escribir, y supongo que es el punto donde concordamos todos los que queremos hacer algo con las letras. Quizás es el único momento en que estoy a la par de esos grandes, cuando hay problemas para escribir, cuando algo definitivamente no te gusta y no puedes seguir si no lo cambias, o simplemente cuando ni siquiera te puedes sentar a escribir.
Por qué?
Personalmente hay muchos factores que me impiden escribir, y creo que más de alguna vez lo he comentado por acá. Falta de ideas, ideas muy simples que no dan para más, imposibilidad de concentrarse en aquella idea, o lo más común, el fuego que alimente esa idea llamada "chispa", que lamentablemente no prende lo suficiente y siempre te quedas con ideas vagas o a medias.
Si fuera pore scribir simples huevadas, seguramente no tendría tantos problemas. Pero, y aunque muchas veces escribo huevadas, son huevadas serias, con sentido (o al menos lo tienen para mi). Dicho de forma simple, escribo de todo, pero aún así lo debo revisar, debo saber de qué quiero escribir, y de qué forma hacerlo. Otro factor importante a la hora de escribir es la inspiración. Y eso qué es? Bueno, cada cual podría interpretar la inspiración de acuerdo a su persona, a su opinión, a sus ideas, pero básicamente la inspiración es cuando tienes una idea y la forma de desarrollarla se hace simple porque tus pensamientos son tan claros, que fluyen sin problemas por tu mente hasta aparecer en el papel o frente a la pantalla de un pc. Y qué hay de distinto entonces entre la inspiración y el "fuego que alimenta la chispa" que llamo yo? Creo, a mi modo de ver, que la chispa es algo más bien efímero que si no se alimenta bien, no progresa, no fluye, no arde, no continúa. En cambio la inspiración es algo que está y se mantiene porque las ideas corren rápido. O quizás es la misma huevada y punto, vaya a saber uno!
Volviendo al tema, en mi caso de el por qué he dejado de escribir, hay un sinfín de situaciones de diversa índole, que han hecho que deje las letras un tiempo. Sin embargo, y para ser sincero, las he dejado parcialmente. Hay algunas cosas que "están pero no están", y probablemente más temporano que tarde vean la luz en mi blog. Si las he mantenido asi es porque queria darme un respiro de publicaciones, y porque quiero que así sean. Mal que mal, es mi blog. Y ese es otro de los puntos claves de por qué he dejado de escribir. Porque quiero. Sí, porque quería dejar de hacerlo, y como dije, el blog es mío. Si quiero escribo, si no quiero no lo hago. Mucho tiempo hice de este espacio un espacio extensivo a los demás. Ahora no. Ahora será exclusivo para mi. Mío, como diría Gollum. Si escribo es para MI. Si no es cribo es proque YO no quiero. Si escribo es porque YO quiero hacerlo. Escribiré historias donde aparezcan personajes quizás reales, no lo se, pero aún seguirá siendo MI blog. No hay espacios para nadie acá. El que lo quiera leer, bien, el que no, bien también. Me es indiferente, porque de ahora en adelante (más bien desde hace un tiempo ya), escribo para mi.
Por qué dejamos de escribir? A veces no hay historias que contar. A veces las historias no se sustentan por si solas para ser contadas. A veces las historias tienen finales que no queremos y preferimos no contarlas. Y a veces, sólo a veces, no queremos contar historias por un buen tiempo.

REK.