martes, 24 de mayo de 2011

Pesadilla Antes de Navidad... (Parte VIII)


OCTAVA PARTE
De cómo cumplimos nuestro destino, y la extraña relación de un árbol y un coche.

Era Leal.
Sí, la amiga (y muy amiga) de Rebelde, la polola del amigo de Rebelde de otro sector. Aquella joven con quien Rebelde tenía una relación casi de pareja. Era ella, era Leal.
Ella sonrió, y caminó hacia Rebelde. Él le sonrió y la recibió en un abrazo, y luego se besaron tierna y apasionadamente. Él se dirigió hacia Abstracta, y le presentó a Leal, a su pareja. Todo frente a Nadie, que miraba aún como sin entender nada, pero claramente entendía sólo una cosa; que Rebelde estaba metido en el asunto.
Abstracta no encontraba qué decir, o qué hacer. Estaba absorta, sin comprender tampoco a cabalidad lo que estaba pasando. Rebelde la tranquilizó, y le dijo que él la había invitado y había llegado un poco más tarde, pero que debían retirarse pronto, ya que ella vivía lejos. Audaz, desde la distancia, observaba la escena aunque sin escuchar los diálogos, debido a la música fuerte y las conversaciones de los demás.
El grupo de amigos de Nadie, el ex grupo de amigos de Rebelde, en especial Retraído, miraban también desde más lejos, pero captaba sin ninguna duda de que su amigo Nadie estaba mal, y que una rabia lo estaba inundando. Al ver a la joven que había llegado con Nadie, ahora de la mano con Rebelde hablando con Abstracta, comprendió en parte lo que pasaba. Antes que se desatara una hecatombe, fue donde Nadie a preguntar qué pasó, como pretexto para sacarlo de ahí.
Rebelde abrazó a Leal, y le dijo a Abstracta que era mejor que se retirara, porque Leal debía estar temprano en casa, y se había atrasado, añadiendo que además parece que algunos ánimos se estaban poniendo densos. En aquel momento volteó su cabeza y fue la única vez que miró a Nadie a los ojos. En esa mirada, casi con chispas eléctricas que surcaban el aire, iba toda la rabia, el odio y el sentimiento de soledad que había tenido Rebelde durante mucho tiempo, como un mandoble que atravesaba el cerebro y el corazón de Nadie, quien miraba perplejo aunque ya comenzando a sentirse invadido por la rabia. Sin embargo, Rebelde no le dijo nada, y sólo con la mirada lo dijo todo. Le sonrió irónicamente, haciendo un leve movimiento de cabeza, como asintiendo algo. Entonces se volteó hacia Abstracta para despedirse.
Nadie sintió como su cabeza hervía, con la mirada de Rebelde, y con la de Linda (Leal en realidad) sobre él. No pudo hacer nada, no reaccionó, no pudo siquiera hilar una palabra. Sólo se limitó a mirar. Hasta que llegó su amigo Retraído, y lo llevó donde su grupo de amigos. Sin siquiera quererlo, llegó allí, donde todos se preguntaban qué había pasado.
Abstracta seguía sin saber bien qué hacer. Sólo se limitó a decir a Rebelde que tenía razón, que mejor se fueran. Pero no le recriminó nada, aunque hubiese querido, no era el momento. Además, para el resto, o la mayoría más bien, había pasado todo desapercibido, por lo que era mejor mantenerlo así.
Rebelde depositó un beso a Abstracta en su mejilla, aunque ella no pudo reconocer qué sentimiento llevaba aquel beso. Leal/Linda se despidió sonriendo. Y ambos salieron hacia el jardín, donde esperaron a Audaz, quien venía riendo descaradamente mientras caminaba hacia ellos. Éste último sólo se limitó a decir:

- Eres malo! - mientras reía de buena gana.
- Soy justo. - dijo Rebelde, riendo mientras respondía.
- Somos los buenos - añadió Leal abrazando a Rebelde.

Los tres se alejaron de la casa de Abstracta, caminando por las calles de la ciudad. Una casa a la que nunca más ninguno de ellos volvería siquiera acercarse.

Lo que pasó posteriormente, sólo son retazos, pequeños trozos de historias, murmullos, dichos sin validar, y que Rebelde nunca quiso analizar más. Para él, estaba cerrado el ciclo.
Nunca más se verían los de aquella época, al menos no de forma de reunión o frente a frente. No tendrían la oportunidad de conversar el tema, y por el bien de la estructura de la realidad, era mejor que así fuera.

Epílogo 1

Muchos años después, Vital y Rebelde conversaban en su lugar preferido de aquel parque que siempre los acogía para sus charlas y muestras de cariño. Luego de escuchar una historia relatada por él, ella lo miró a los ojos y le dijo:

- Tu eres capaz de todo eso?
- Lo que pasó, era justo y necesario, pero no creo que lo vuelva a hacer - se limitó a responder él.

Ella lo quedó mirando un rato, lo abrazó y se acurrucó en su pecho, sin decir nada.

Epílogo 2

Muchos, muchos años después, un día de otoño Rebelde vio a Abstracta cerca de un supermercado, meciendo un coche con una guagua. Ella estaba de espaldas, por lo que no vio al joven. Él la contempló un momento, sonrió levemente, y volvió a caminar hacia su casa, dando la espalda a la joven. Ella seguía meciendo el coche de su guagua, sin percatarse de que alguien del pasado, había vuelto a verla después de muchos, muchos años...

Fin.

REK.

lunes, 23 de mayo de 2011

Pesadilla Antes de Navidad... (Parte VII)



SÉPTIMA PARTE
De cómo vamos a una fiesta, y las sorpresas de ella.

Ya era de noche, cuando Rebelde pasó a buscar a su amigo Audaz, con quien quedó de ir al cumpleaños de Abstracta. Él le había consultado a ella, quien no puso problemas. Además, durante un corto tiempo ya habían compartido un par de juntas, así que en realidad no había motivos para que Audaz no asistiera. Rebelde lo había invitado pro dos razones; una para no ir ni estar solo, y la otra se la reservó para después. Audaz salió de su casa, y ambos enfilaron rumbo a la casa de Abstracta, a un par de cuadras de las casas de ellos.
Nadie llegó temprano a la casa de Abstracta, con el pretexto de ayudarla a ordenar algunas cosas, aunque su motivo era otro; estar de los primeros en la casa, para así ir viendo a todos los que llegaban, y para tener una visión del 100% de la fiesta, para no perderse ningún detalle desde el principio al fin. Abstracta lo sospechaba, pero ya conocía a su amigo, y mal que mal, de verdad la ayudaba. Estaban haciendo los últimos preparativos y arreglos. Abstracta no quería que nada saliera mal esa noche, ya que no sólo estaban sus amigos (que de por si ya eso era un problema), sino amigos y amigas de otros lados, y también su propia familia. Llevaba tiempo programando su fiesta, y aunque sabía que se cruzaban caminos que se habían separado, y que eso podría ser peligroso, aún así quería que todo saliera bien.
Retraído estaba en el jardín de su casa, esperando a su hermano para ambos ir también al cumpleaños. Cuando de pronto vio pasar a Rebelde más arreglado de lo normal, con uno amigo. Sería posible que iría al cumpleaños de Abstracta? Por boca de Nadie, sabía que Abstracta había conversado con Rebelde hacía un tiempo, pero de ahí a que ella lo invitara a su fiesta, era muy diferente. Por unos minutos, mientras su hermano aún no salía, se cuestionó si ir o no. No porque tuviera miedo o algo por el estilo a Rebelde, sino porque no había tenido tiempo de analizar las cosas, como para saber qué hacer. Tampoco pudo ver el tema con Nadie, para saber qué iba a hacer él, aunque sabía que él sí iría. Finalmente su hermano salió a la puerta, y ambos salieron a la calle, caminando lentamente, para dar tiempo a que Rebelde llegara con bastante anticipación.
Ya había bastante gente cuando Rebelde llegó. Así lo había planeado. Llegar más tarde de lo que la cita decía, para no sentirse tan solo y para no toparse con Nadie cuando hubiese poca gente. Llegaron, saludaron a Abstracta, y pasaron a servirse algo. Audaz miró a Rebelde inquisidoramente, y éste le devolvió una sonrisa, diciendo que sería una noche inolvidable para mucha gente. Se sirvieron un trago, y se fueron a un lugar más apartado. Rebelde escudriñó a los invitados que habían hasta ese momento, reconociendo a algunas amigas del colegio de Abstracta, un par de familiares, y otros amigos que no conocía. Vio a Nadie, en la esquina opuesta del patio, mirándolo de reojo, conversaba con otro amigo de antes. Rebelde sonrió, y tomó un sorbo de trago. Abstracta miraba desde la puerta que da al patio, tranquila por el momento de que Nadie y Rebelde se mantuvieran distantes.
Nadie miraba de vez en vez a Rebelde, tratando de que no se diera cuenta. Y aunque sus planes en la noche de la fiesta eran otros, no podía dejar de sentirse incómodo o invadido en su terreno. Nunca estuvo de acuerdo con que Abstracta lo invitara, y pronto tendría la razón.
La fiesta seguía su curso normal, sin sobresaltos, y con una Abstracta dedicada a atender y mantener contentos a sus invitados. También llegó más gente, lo que provocaba que las posibles rencillas entre algunos, se fueran minimizando. Ella lo estaba pasando bien, estaba disfrutando de su fiesta, y sentía que los demás también lo hacían, por lo que más se alegraba. Retraído y Reservado estaban con Nadie y más personas, comentando de todo y de nada. Nadie de pronto miró la hora, y pidió excusas ya que debía ir a buscar a alguien que iba a llegar a esa hora. Los demás quedaron extrañados, en especial Abstracta, quien no sabía nada de la persona que Nadie iba a buscar.
Pasaron unos minutos en que la fiesta siguió como correspondía, pero que para unos pocos invitados comenzó a tornarse diferente, ya que de un modo u otro, estaban pendientes del movimiento de Nadie, especialmente a quién traería. Rebelde aprovechó el interludio, para ir adentro de la casa de Abstracta, entró al baño aunque no lo necesitaba, pues sólo entró a mojarse el pelo. Salió y fue a la cocina, donde estaba Abstracta. Le consultó cómo estaba, y ella respondió extrañada, ya que encontraba un lugar y ocasión poco ortodoxos para preguntar aquello.
Satisfecho con su respuesta y con lo que vio, Rebelde volvió al patio, y buscó el rincón más alejado pero con mejor ángulo visual hacia la puerta que daba hacia el patio. Audaz estaba a su lado con un vaso en la mano. Retraído estaba junto al grupo de amigos, comentando y observando. Abstracta salió al patio a llevar más canapés y líquidos a los invitados. Los demás estaban conversando diferentes cosas, en diferentes lugares. La mamá de Abstracta, en la cocina preparando cosas.
En ese momento volvió Nadie, acompañado por una joven de cabellos negros. Su grupo de amigos quedó mirándolo extrañado. Abstracta notó que él tenía tomada la mano de ella, y quedó con cara de asombro. Rebelde sólo bebió otro sorbo de su trago. Nadie se sentía triunfal, y sonrió con un rostro de quien realiza bien una labor y es reconocido frente a todos, como una misión cumplida. Su acompañante sólo miraba tímidamente, sonriendo nerviosa. Fueron sólo unas fracciones de segundo, pero que eran muy decidoras y decisivas también. Todos los conocidos de Nadie, no pudieron disimular sus rostros de asombro o extrañeza, de verlo acompañado de alguien del sexo femenino (alguien que no fuera Abstracta, de hecho), y encima tomados de la mano. Nadie avanzó hasta su grupo de amigos, quienes esperaban ávidos de curiosidad para que aquella chica les fuera presentada, especialmente se les dijera el tipo de relación que tenían. Abstracta se mantuvo al margen de aquella escena, ya que estaba en otro lado del patio compartiendo con invitados, pero siempre con un ojo encima de Nadie, más bien encima de la joven que estaba a su lado.
Nadie presentó a la joven a sus amigos, la presentó como su pareja, Linda, lo que produjo asombro mayúsculo primero, y después una algarabía entre los presentes en aquel grupo. Todos reían y gritaban y molestaban a Nadie y a su pareja, quien seguía silenciosa y sólo sonriendo tímidamente.
Abstracta desde su lugar, comprendió que tal espectáculo de su también grupo, sólo podía significar lo que se estaba temiendo y lo que ya era obvio respecto a Nadie y su amiga. Con el ojo analista que tienen las mujeres, la analizó entonces. Cabello negro, ondeado levemente, largo cayéndole por los hombros y la espalda. De tez blanca, rostro agradable, incluso linda. Contextura normal, sin sobresalir por exuberancia, e incluso un poco baja de estatura. Frunció el ceño, como indicando desaprobación, y esperó el momento en que Nadie se la presentara.
Los demás asistentes, seguían cada cual en lo suyo, disfrutando de una fiesta tranquila, con buena música y con diferentes grupos de conversación.
Rebelde sólo bebía de vez en cuando de su vaso, mirando a todos los grupos de los demás asistentes, todos apegados a las murallas o las mesas ubicadas en el patio, salvo cerca de la puerta que daba a la casa y la pasada que daba al jardín y el frente, a un costado de la casa, donde no había nadie, para dejar libre el paso. Audaz, como su amigo, sólo bebía, pero miraba a la joven que tanto revuelo causaba, quizás sin quererlo.
Abstracta se fue a parar cerca de la entrada a la casa desde el patio, y se quedó allí mirando a Nadie, como indicándole que quería que le presentaran a la joven, además que ella era la cumpleañera, así que tenía todo el derecho, e incluso debió ser primera, a los pensamientos de Abstracta. El grupo de amigos hizo notar a Nadie de éste hecho, por lo que él y su acompañante se dirigieron hacia aquel sector más despejado, a encontrarse con Abstracta. Rebelde dejó su vaso en una mesa, y se movió unos pasos, diciendo a su amigo Audaz que se quedara ahí.
Nadie llegó con Linda a saludar a Abstracta. Se la presentó también, orgullosamente, como su pareja. Abstracta la saludó de forma seca, pero cordial. Linda sin embargo, la saludó sonriendo. Abstracta sonrió y le dijo a Nadie que se dieran un beso como para creer, aunque lo dijo en tono de broma. Rebelde caminó lentamente otros pasos, pero aún manteniéndose alejado de la escena. Nadie volteó hacia Linda para besarla, pero en ese instante todo cambió.
Hay momentos en nuestras vidas donde nos damos cuenta de que las cosas cambian, que el tiempo se puede medir en "antes y después" de tal o cual cosa. A veces nos damos cuenta con el tiempo de éstos puntos de inflexión, aunque hay algunas veces en que lo sabemos de inmediato.
Para Nadie, fue cosa del momento. Comprendió que algo no andaba bien, y era cosa de segundos para que supiera qué y por qué.
Linda cuando sintió que Nadie iba a besarla frente a su amiga, en vez de acercarse y corresponder aquel beso, retrocedió un paso atrás, agachando un poco la cabeza. Levantó la vista, con una mirada muy diferente a la que él conocía, y sonrió de forma irónica.
Abstracta quedó mirando sorprendida, no sabía que pasaba.
Los demás integrantes de aquella fiesta, no se percataron de nada, siguiendo su rutina. Pero un par sí lo notó, y quedaron mirando extrañados también.
Rebelde se acercó por el flanco izquierdo a la escena, pero manteniendo aún una distancia. Abstracta notó la presencia del joven, y se extrañó de ello. Nadie ni siquiera lo notó, sólo miraba extrañado a Linda.
Linda sonrió más, y miró fijamente a Nadie, aún sonriendo con esa malvada sonrisa que sólo la ironía es capaz de producir.
Todo esto ocurrió en fracciones de segundos. Eternos para unos, desapercibidos para otros.
En ese momento, Linda dio media vuelta, y se encontró con la mirada de Rebelde. Le sonrió, y él le correspondió.

Continuará.

REK.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Pesadilla Antes de Navidad... (Parte VI)


SEXTA PARTE
De cómo reímos para disimular la falsedad, y donde convergen las personas.

La noche cubría la ciudad.
Una noche de temperatura agradable, veraniega, inusualmente con muchas estrellas a la vista, cosa extraña con tanta contaminación lumínica de la ciudad. Tres personas se encontraban conversando en una plaza de una de las comunas de ésta gran ciudad. Uno vestía ropas de color claro, el pelo corto, siempre con una sonrisa en los labios, aunque muchas veces era una sonrisa de ironía. Sentado en uno de los bloques de cemento y ladrillo, que servían de asiento en el lugar. El otro, parado junto a unos juegos metálicos infantiles, con ropa tradicional, colores grises, con sonrisa amable, aunque por lo general despistado. El otro, sobre los juegos, con ropas de color negro, como queriendo camuflarse con la oscuridad, en actitud gargolesca.
Conversaban sobre muchas cosas, comentaban sus historias, y aprendían uno del otro.
Sin embargo, el de negro sabía que eso no iba a durar mucho, ya que tenían algo (más bien alguien) en común, que podría ser detonante y determinante de muchas cosas en el futuro. Pero por el momento, había que ser tal cual habían sido siempre. Había la remota esperanza de que nada pasara, después de todo.
De pronto se quedaron en silencio. Se miraron unos a otros, como si pensaran en algo similar. Hasta que el de ropas blancas dijo "si algo pasara con ya saben quien, con cualquiera de nosotros, seguiríamos igual como amigos entre nosotros?". Los otros se miraron, como consultándose para responder lo mismo. El de gris dijo "Yo creo que si". El de negro dijo "No creo que pase nada con ninguno, así que todo debería ser igual". Los tres volvieron a guardar silencio, hasta que pronto comenzaron a reír mirándose unos a otros.
Mucho tiempo después, y caminando por aquella misma plaza, Nadie iba donde su amiga Abstracta, ya que ella le había pedido que la fuera a buscar, ya que quería conversar algo en persona con él. Nadie estaba extrañado, pero su curiosidad innata e insaciable, hacían que se dirigiera a la casa de su amiga.
Rebelde estaba en el centro de la ciudad, conversando con Leal, en una de las pocas veces que se habían visto durante éste tiempo. Conversaron poco. Estaban tomados de la mano, sentados en una banca de un parque.
Abstracta conversaba después con Nadie en su casa. Le consultó sobre qué pasos andaba, ya que hacía varias semanas que lo notaba diferente, más alegre, pero a la vez distante de ella y del grupo de amigos. Él frunció el ceño. No le gustó la idea de sentirse casi increpado por Abstracta, referente a algo que sólo a él le competía. Sin embargo, trató de no demostrar su estado, y se limitó a responder que pronto sabría las razones, y sonrió. Ella, obviamente, no quedó conforme con la respuesta, pero no dijo nada, ya que conociendo a su amigo, sabía que se había molestado por la pregunta.
Abstracta, días después, en una de sus pocas juntas con Rebelde, lo invitó a su cumpleaños, que se acercaba rápidamente. Él abrió los ojos sorprendido. Aunque recordaba que se acercaba la fecha (dentro de otras fechas), no esperaba estar invitado a tal celebración. Especialmente porque podrían estar todos sus ex amigos, con quienes ya no compartía, y desde hace mucho. Ante el asombro de su amigo, ella aclaró que era una invitación sin mayor intención que la de tenerlo allí por ser una fecha y una celebración importante para ella. Rebelde no desconfió de ella, aunque lo pensó, pero tampoco quería perderse el evento, y mucho menos perderse de ver los rostros de sus ex amigos, en especial de Nadie y de Retraído, que obviamente estarían invitados. Aceptó la invitación, y ambos sonrieron.
Los hechos se estaban encausando vertiginosamente a un punto crítico, y muchas historias peligraban nuevamente en converger casi llegando a fin de año.
Nadie seguía consolidando su relación con Linda poco a poco, y se encontraba contento por ello. Había comentado algo a un par de amigos cercanos, hombres, quienes lo apoyaron y también, cómo no, querían conocer a la afortunada. Nadie pensó que, quizás, una buena oportunidad de presentar "en sociedad" a su más que amiga, podría ser en el cumpleaños de Abstracta, que se asomaba rápidamente en el calendario. Así, de pasó, le daba una "sorpresa" a su amiga en su día.
Un día que se juntaron, Nadie le propuso esa invitación a Linda, quien sonriendo aceptó, aunque advirtió que se sentiría tímida y que quizás no hablaría mucho, le podría da pánico escénico. Nadie rió de buenas ganas, pero la consoló diciendo que él estaría para apoyarla, así que no se preocupara. Ella lo besó y sonrió, asintiendo con la cabeza.
Retraído estaba en un estado tal de autismo, que no tomó mucho el peso y las consecuencias y la seriedad de la invitación de Abstracta a su cumpleaños. De un tiempo a la fecha, venía sintiéndose solo, como incómodo consigo mismo, y la verdad no entendía el por qué. Por lo mismo escuchó a Abstracta pero sin tomarle mayor asunto. Ella notó que su amigo estaba un poco raro, pero prefirió guardar silencio y no preguntar nada, sobretodo sabiendo lo extenso que era Retraído cuando empezaba a explicar y "filosofar" cosas. Siguieron conversando de cualquier cosa, y ella se fue al rato a su casa.
Abstracta se puso a pensar en que empezaba a sentirse alejada de los demás, de sus amigos, aunque más bien era que sus amigos se alejaban de ella en parte. Ya no compartían tantas cosas como antes, ya no se contaban algunas cosas, unas quizás por olvido, otras claramente por omisión. Empezó a darse cuenta que los tiempos cambiaban, que ya no era todo igual, y aunque siguieran viéndose, para ella al menos, no era lo mismo. Pensó que así podría haberse sentido Rebelde, mucho tiempo atrás. Y pensó si era buena idea haberlo invitado, ya que al menos hasta ahora, él era el único que se mantenía tal cual con ella, siendo que era quien tenía más motivos para lo contrario. Incluso llegó a pensar en que podría ser por alguna razón específica que Rebelde se mantenía asi, a comparación a los demás, pero pronto desechó esa idea, ya que sabía que Rebelde la quería, y que por algo él había aceptado las disculpas, las conversaciones, y la invitación al cumpleaños. Alejando éstos pensamientos fantasmas de su mente, se quedó dormida.
Y Reservado? No participaba de los hechos. Sólo observaba a su hermano, y se dedicaba a sus cosas. Quizás esperando el momento de entrar a la historia, sin saber qué así sería.
Y llegó el tan esperado cumpleaños de Abstracta.

Continuará.

REK.

martes, 10 de mayo de 2011

Pesadilla Antes de Navidad... (Parte V)


QUINTA PARTE
De las cosas que murmuramos en las alturas, y las fechas que nos rigen.

Era un día de otoño. Y aunque aún la temperatura era agradable, ya no era tan extrema como en el verano. Habían pasado los días de ese calor sofocante de la ciudad, para dar paso a días más frescos.
Aprovechando ésto, Nadie, Retraído y Rebelde decidieron dar una incursión por un cerro, intentando llegar a la cima, situada unos 900 metros sobre el nivel del mar. La subida era complicada en algunos tramos, ya que se ponía muy perpendicular, pero en otros tramos era más simple. Después de mucho esfuerzo y de algún tiempo, lograron llegar cerca de la cima. Descansaron unos minutos, para el asalto final. Terminado el descanso, subieron los metros que faltaban, hasta llegar a la cima de cerro. La vista era espectacular, y aunque la ciudad ya en esos años estaba llena de smog, se podían ver a lo lejos edificios, montañas, la Cordillera de los Andes tan maciza e imponente como siempre, los demás cerros de la ciudad, y las casas contiguas al cerro y las de la comuna. Descansaron mucho tiempo, comentando la vista y el logro de llegar arriba. Sin embargo, pronto se silenciaron y se dedicaron a reflexionar cada cual en lo suyo. Rebelde estaba cansado, apenas había llegado arriba, no estaba hacía mucho en condiciones de subir (ya lo había hecho antes, eso si). Así que aprovechaba para descansar y relajar las piernas. Miró a su alrededor, como si la ciudad estuviese bajo sus pies (lo estaba, literalmente). De pronto sonrió y casi sin pensarlo dijo en un murmullo que el viento encargó de llevarse: "un día, ésta ciudad conocerá mi furia, y otras personas con creces". Nadie escuchó que Rebelde murmuró algo, pero no pudo identificar qué. Sólo se limitó a seguir observándolo. Retraído no se dio cuenta, estaba mirando hacia otro lado. Rebelde se sentó en el suelo con las piernas extendidas en la tierra, y cerró los ojos. Pasaron varios minutos, hasta que dándose cuenta que pronto empezaría a caer la tarde, decidieron emprender el descenso, para no llegar casi sin luz abajo, ya que era peligroso. Finalmente cuando ya la luz del sol estaba yéndose por el horizonte, llegaron al nivel de la calle, y siguieron rápidamente hacia sus casas, comentando algunas cosas y riendo de otras.
Mucho tiempo después, Nadie decidió dar un paso más en su "relación" con su amiga Linda, con quien había conversado muchas veces desde su incidente de la "llamada equivocada". Quería ver hasta dónde podía llegar, tanto ella como él, con una amistad o relación de pareja, nacida de esa forma tan poco ortodoxa. Llamó a Linda, y durante su charla telefónica, le pidió si podían juntarse, conocerse en persona. Ella sonrió nerviosa, pero accedió a la solicitud. Él sonrió triunfante, cuando ella le dijo que en la siguiente llamada, se pondrían de acuerdo para verse.
Nadie estaba contento. Estaba resultando mejor de lo esperado, su onda con Linda, y ésto lo hacía olvidar un poco el tema de Abstracta, un tema que ya se había viciado demasiado en tanto tiempo. Ahora tenía la opción de buscar la "felicidad" en otro lado, compañía, pareja y todo. Y no pensaba dejarla pasar. Además, tenía el plus de que era una chica ajena a toda su banda de amigos, por ende no estaría viciada con nada de lo antiguo, lo que a todas luces eran grandes ventajas.
Llegó tan esperado día en que se conocieron. Y para Nadie fue especial. Sobretodo teniendo en cuenta su mente fría y alejado de todo lo que a sentimientos se refiere. Por lo mismo, Nadie prefería disfrutar más que analizar. La junta estuvo buena, a los ojos de ambos. Ella estaba toda coqueta, algo nerviosa, pero contenta a la vez, ya que también estaba ilusionada de juntarse y conocer a aquel tan interesante que se escuchaba al otro lado de la línea. Era justo como lo imaginaba, y eso le gustó mucho. Compartieron toda una tarde, hasta que tuvieron que separarse, no sin antes prometerse y quedar claros en que se verían nuevamente. Volvieron cada uno a su casa, contentos, alegres, y sonriendo al recordar a la persona que acababan de conocer.
Abstracta estaba ajena a todos éstos acontecimientos. Notó que su amigo estaba distinto, al menos levemente, pero no quiso decir nada, ni tampoco se preocupó por ello.
Rebelde había vuelto a conversar con Abstracta, durante ese periodo en que Nadie estaba en otros asuntos. La conversación fue en otro tono, ya no ese tono tirante de el primer contacto tras los eventos pasados, sino más bien en un tono más cordial y de confianza. También quedaron en verse nuevamente, y más seguido. Esto hubiese hecho que Nadie explotara en cólera, pero no fue así. Y aunque Abstracta se notaba que se guardaba información, y que Rebelde no demostraba interés tampoco en los amigos de ella (sus ex amigos también), se sabía o suponía que Nadie debía estar en otra onda.
Así pasó el tiempo, donde se fue consolidando la relación ya más seria de Nadie con Linda, y donde un par de veces más, se vieron Abstracta y Rebelde. Retraído seguía igual. Su hermano Reservado, también, sólo con sus asuntos de estudios.
Fue un tiempo de tranquilidad, de conocerse algunos, y re-conocerse otros, de reencontrarse, y de no-encontrarse. Pese a ser una época tranquila, los asuntos e historias se sucedían de forma vertiginosa, acercándose al fin de año. Se venían fechas significativas para varios de los involucrados, "aniversarios" de hechos, celebraciones, cumpleaños, recuerdos y más. Para algunos importantes, para otros sin importancia alguna. Para unos inolvidables, para otros simples números. Pero de una u otra forma, fechas que definen los destinos.
Se acercaba el cumpleaños de Abstracta.

Continuará.

REK.

sábado, 7 de mayo de 2011

Pesadilla Antes de Navidad... (Parte IV)


CUARTA PARTE
De cómo contestamos llamadas equivocadas, y lo creativos que aún podemos ser.

Nadie estaba en su casa, escuchando música, mientras pensaba. Algo había pasado, algo que no le había gustado. Analizaba la situación, los posibles escenarios de hacer una u otra cosa, o no hacer nada, aunque ésta era la opción menos probable de todas. Su cerebro frío ya analizaba las cosas, porque así trabajaba siempre, así funcionaba, y así sería mientras la conveniencia estuviera de su lado.
Estaba en eso, cuando de pronto suena el teléfono de su casa. Fue a contestarlo de malas ganas, no le gustó que lo interrumpiera, aún sin saber quién llamaba. Contestó, y para peor era alguien que había marcado equivocado. Una mujer, la cual se disculpó amablemente. Nadie dijo que no importaba, y se disponía a colgar, cuando la mujer le dijo algo, y él lo respondió. Nadie ni se dio cuenta de cómo se enganchó en aquella conversación con alguien desconocido, pero tampoco le desagradó la idea. La mujer se notaba joven, y era agradable, siempre reía a sus comentarios, lo que siempre lo ayudaba a seguir hablando, sin contar con su sentimiento de ser admirado. Conversaron varios minutos, hasta que la mujer recordó que era a otra persona a quien en realidad estaba llamando, y entre sonrisas se despidió de Nadie, con la promesa de volver a "marcar equivocado". Nadie volvió a su pieza sonriendo, incluso olvidó el asunto que lo había tenido pensando. Simplemente se entregó a la imaginación, tratando de develar cómo sería aquella amable chica que habló con él.
Mientras tanto, cerca de ahí, Abstracta aún se cuestionaba si había hecho bien en contarle a Nadie que ella había conversado con Rebelde unos días atrás. Sabía que esa noticia no le iba a caer bien a su amigo, pero prefirió ser clara en aquel asunto, aún a sabiendas de que podía provocar una reacción en cadena, quizás peor que la anterior y que terminó por definir los actuales caminos que cada uno recorrían. Confiaba en que no fuera así, abogando a que si ya había quedado una embarrada, no tenía sentido hacer otra. Además, ella podía conversar con quien quisiera y sin que le molestara a nadie. Al menos eso pensaba ella. Decidió llamar a Nadie, para juntarse un rato, y así más o menos poder saber si estaba pensando mucho en lo que le había contado, o si simplemente ya no le interesaba. Pero llamó varias veces y el teléfono sonaba ocupado. Se aburrió y no llamó más. Tampoco era que necesitara de forma urgente hablar, así que lo dejó para después.
Pasaron unos días, hasta que Nadie volvió a recibir una llamada de su amiga del "número equivocado". Su alegría y su sentimiento de victoria, se notaban demasiado, y a todo lo que la chica decía, aunque fuera algo tonto, él se reía. Ésta vez conversaron más tiempo, se dieron más datos, y quedaron en hablar proximamente, ahora ya con más claridad en que así sería. Ella había demostrado más interés en él, lo que a Nadie le hizo inflar el pecho, y sonreír solo cuando colgó el teléfono. "Y por qué no?", pensaba para si, mientras volvía al patio a hacer algo de ejercicios. Estaba en eso, cuando volvió a sonar el teléfono, y su madre fue quien lo contestó Sin embargo, la llamada era para Nadie. Contestó, y escuchó la voz de su amiga Abstracta al otro lado de la línea. Hizo un mohín de desaprobación (quizás esperando que fuera su nueva amiga telefónica, y no Abstracta), y la saludó. Quedaron de verse en unos minutos, ya que ella quería salir un rato. Durante su junta, conversaron de todo y de nada. Nadie no le comentó nada de su aventura telefónica. Prefirió guardar esa información para más adelante. Además había otra cosa que quería conversar con ella, y no precisamente de él, sino de ella. Abstracta sospechó que en cierto momento, Nadie iba a sacar el tema que ella le había comentado días atrás, así que para tener mejor opción, abordó primero ella el tema. Conversaron sobre Rebelde, con quien Nadie claramente no estaba de acuerdo con que Abstracta hubiese vuelto a conversar. Sin embargo, lo que había pasado con su tema del teléfono, lo había mantenido más bien distante de ese tema, por lo que no esgrimió argumentos ni nada, y sólo se limitó a decir que ella era dueña de su vida, pero que ella ya sabía cómo era Rebelde, dando a entender que no era una muy buena persona. Ella tomó ésto como una especie de "limpieza" del alma o el corazón de Nadie, ya que había esperado que se pusiera más quisquilloso e incluso más pesado con el tema. Pero como no fue así, se limitó a decir que tenía él la razón, que ella se juntaba con quien quería, pero que todo iría de a poco. Y le dejó claro a Nadie, de que Rebelde no quería saber nada de él tampoco. Terminaron su junta, y volvieron cada cual a su casa, sin pensar mayormente en lo conversado.
Retraído estaba al margen de todos éstos acontecimientos. Estaba más preocupado de sus estudios, y de sus propios problemas, que de los demás. Sin embargo, un tiempo antes él también intentó un acercamiento con Rebelde, pero las cosas resultaron de otra forma. Cuando fue a buscar a Rebelde, éste lo recibió sin problemas, y conversaron de muchas cosas, incluido lo sucedido meses atrás. Habían sido amigos casi desde la infancia, y habían compartido muchas cosas, además vivían cerca, por lo que la idea de volver a conversar y quizás ser amigos de nuevo, no era tan descabellada. A eso, Retraído sumaba de que él tecnicamente no tuvo nada que ver en el problema real, por lo que estaba libre de toda culpa, siendo más bien un "damnificado" de los desacuerdos de los demás. Conversaron y su norte fue volver a reencontrar la amistad. Sin embargo, aquello salió mal. Rebelde puso todo el empeño en que así fuera (se sentía solo, mal que mal), sin embargo cuando dos veces quiso volver a juntarse con Retraído, éste nunca estuvo. Rebelde, entonces, decidió terminar por lo sano, y eliminar por completo todo vestigio de buena onda hacia Retraído. Éste aún se preguntaba qué había pasado, que Rebelde no lo pescó más. Sin embargo, con algunas conversaciones vagas que después tendría con Abstracta, se fue dando cuenta de lo que había pasado, o más bien de lo que no había pasado.
Mucho tiempo antes, Rebelde desde la esquina de su casa, miraba hacia la casa de Retraído, sonriendo. Ya no eran amigos, no se veían, pero Rebelde sabía que de una u otra forma, la vida se encargaría de enseñarle un par de cosas. Eso para Retraído, porque para Nadie, tenía otros planes. Comenzó su andar, pasando por el árbol que cuando niños servía de cobijo para el sol, y poder jugar a la sombra, en los tiempos más felices, cuando los amigos abundaban en el mundo, y todos compartían juegos y alegrías. De reojo miró a la casa de su ex amigo, pero no vio a nadie. Siguió y se fue al paradero de la locomoción. Abordó una micro al centro de la ciudad, y allí se encontró con Leal.
Rápidamente, quizás antes de arrepentirse, Rebelde comentó sus locas ideas a Leal, quien abrió los ojos sorprendida. Sin embargo, cuando Rebelde terminó de hablar, ella guardó un rato silencio, hasta que de pronto y sin pensarlo, dio un pequeño beso a Rebelde y le dijo "Y eso no más?... Seamos más creativos, ésto lo merece". Y sonrío.

Continuará.

REK.