La Novia Fugitiva
Ella, viendo que envejecía y él no, decidió unilateralmente abandonar a su amor, para evitarle aquel destino, el de una muerte segura, ante una potencial eternidad. Sin decir palabra, huyó. Y él, pese a que la buscó, nunca la encontró. Y claro, cómo iba a encontrarla si durante años y años él buscó a una joven, sin saber que su amor se hacía vieja día a día?
Al conocer la historia de éste hombre, quien ya sabiendo la verdad de todo, lloraba amargamente en frente de la tumba de su amada, diciendo entre lágrimas que hubiese sido feliz a su lado aunque las circunstancias no los acompañaran del todo, me puse a pensar en que en mi vida han pasado también "novias fugitivas", y empecé a sacar cuentas de aquel hecho tan peculiar.
Tener presente que el amor es una huevada tan efímera como la felicidad, y es quizás por ello que a veces ambos conceptos (o sentimientos), van de la mano. Puedes querer a una persona toda tu vida, pero amarla no va a durar la eternidad hasta el fin de los tiempos. Primero tienes como límite tu vida, pues aunque hayan muchos que digan amar más allá de la muerte, nadie lo ha confirmado aún, por ende se queda en un simple dicho, una simple palabraduría sin mayor soporte ni prueba. Después está el asunto de personas. Tu amas personas, y las personas por lo general son cambiantes, por ende el amor también va cambiando con el tiempo. Eso significa que aunque sea válido en el tiempo, el amor no es exactamente el mismo, o de la misma forma. Entonces por qué esperar algo eterno? Absurdo.
Recuerdo cuando niño me gustaba una de las pocas vecinas que habían de mi edad, lo que so significaba que todos - sí, todos- los del barrio y de otros barrios le habían echado el ojo. Era lo único que había la verdad. Nunca fuimos nada, eso es obvio, y nunca fue mi novia ni menos fugitiva, pero es de las primeras hembras que recuerdo me llamaron la atención.
Tuve una relación de años, duradera, estable, sin problemas mayores a los que cualquier pareja pueda tener y manejar. Sin embargo, luego de pasado el tiempo, donde pasamos muchas cosas juntas, simplemente desapareció. Se convertiría en la primera de mis novias fugitivas. Nunca supe el por qué, nunca más la vi, y ciertamente no me interesa.
Tuve una especie de aventura, aunque reconozco que me enganché mucho con esa mujer. Se convirtió en mi perdición, casi de manera literal, y aunque lo pasé bien, también lo pasé mal. También fue una novia fugitiva, pues simplemente desapareció. en ese momento lo pasé mal, sí. Después apareció nuevamente, pero chao no más. Intenté acercarme nuevamente luego de su regreso, ella había vuelto simplemente a marcar su territorio, pero no a otra cosa. Por ende, la despaché, la envié yo al olvido, y nunca más supe de ella. Y, obvio, no me interesa.
Después de eso, y en un giro inesperado de los acontecimientos, volví a tener pareja, duramos unos años, y, como no, desapareció. Otra novia fugitiva. No sería ya mucho? Bueno, desapareció, no dio más señales de vida, y listo. Qué hacer? Simplemente mirar al cielo y reír.
No voy a pasar a detallar toda mi vida, una porque es aburrido y otra porque no quiero. basta saber que, como dije, creo que la mayoría de mis novias también han sido novias fugitivas.
Ni siquiera me pondré a analizar cuál sería la causa o el motivo, si es que hay uno, para que la mayoría, por no decir casi todas, mis novias huyen y desaparecen de la faz de la Tierra sin dejar rastro. No hay nada en mi para que eso suceda, pues no es mi culpa, ni mi asunto, por cierto. Cada cual actúa según sus ideas, ideales, principios, ganas, deseos y convicciones. Yo sigo donde estoy, sigo donde mismo, sigo siendo el mismo. Que la gente desaparezca no es mi responsabilidad.
Lo sería si fuera unanimidad de casos, pero no lo es. Hay excepciones a ello, y que en estas circunstancias casi debería agradecerles que no fueran novias fugitivas.
Una hace muchos eones que terminó su relación conmigo, pero al menos me lo dijo, fue clara (aunque no en las razones), pero no huyó, ni desapareció. Me dijo que era el fin, se despidió, y adiós.
Otra aunque la relación era algo casi informal, tuvo el valor de decirme que no seguí, y con el tiempo volvimos a ser los amigos que éramos antes, y eso siempre se lo agradecí. El tiempo y las circunstancias terminaron por alejarnos y ya, pero al menos en su momento me dijo lo que pasaba (que yo sabía, no era hueón tampoco), y siendo clara terminamos lo que había.
Por lo mismo sólo escribo estas frases incoherentes sobre éste tema, pues no es algo que tenga tan a preocuparme, gústele a quien le guste.
Al atardecer siguiente pasé por aquel viejo cementerio, y vi la tumba de aquella desdichada que había sufrido los efectos del tiempo, en un mundo donde nadie ya los sufría. Dejé una flor sobre su tumba, sin saber realmente quien era. Pero, quizás en solidaridad con aquel tipo que el día anterior la lloraba, sentí que debía hacerlo.
Dejé la flor, leí el nombre, y me alejé silenciosamente por los pastos y senderos del lugar, caminando en dirección contraria al sol.
REK.
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