sábado, 26 de noviembre de 2011

Cuando Chico Yo Veía... (Parte II)

El Festival de los Robots


Siguiendo el tema de aquellos monos animados que vimos cuando chicos, recuerdo que con el tiempo te dabas cuenta que habían otros monos también, y éstos eran orientados más a los hombres, los que en Japón se llaman shonen. Aunque también hubieron muchas mujeres que vieron éstos monos, porque también salían personajes femeninos que ellas juraban ser (como la Princesa Aurora, de El Galáctico), aunque nunca podrían serlo ni con la ayuda del Doctor Vidal.
El principal impulsor de ésta nueva ola de series, es el recordado Festival de los Robots, que contemplaba no una, sino cuatro series diferentes con la temática de los robots gigantes y las luchas espaciuales por salvar a Tierra de los malvados invasores extraterrestres de turno. El Vengador, El Galáctico, El Gladiador y el Súper Magnetrón componían las filas de ésta serie de Mechas, cuyo fuerte dependía de los gustos de cada cual, aunque siempre el Súper Magnetrón fue el menos preferido (seguramente porque era compuesto de un hombre y una mujer, a diferencia de los otros donde sólo estaba el hombre al mando).
Esta serie tuvo, y tiene, el grupo de canciones más conocidas de los monos de nuestra infancia. Todas las canciones son grandes éxitos entre los de nuestra época, y además la canción principal de la serie, es un himno que todos se saben y cantan. Como dije en el post anterior, los apartados musicales son importantes para el recuerdo de las series añejas, y gracias a la canción principal, El Festival de los Robots no es la excepción. Ahora en éstos tiempos, no hay tipo que no cante esa canción cuando la escucha, o que no la recuerde cuando se habla de series o monos de antaño.
El Galáctico era un tipo rebelde que fue designado para acompañar a la Princesa Aurora, en su peligroso viaje al Gran Planeta, donde debía restaurar la energía del universo, que se había llenado de monstruos despiadados surgidos de seres y plantas que antes eran buenos y nobles. Su nave es la Nave Flamígera, y es el cyborg más poderoso, aunque su temperamento a veces lo hace perder la razón, por lo que la Princesa Aurora debe controlarlo a través de un cintillo que puede atacar con ondas telepáticas, aunque ella prefiere no hacerlo ya que eso causa gran dolor en Galáctico (tan tierna ella). En su misión son acompañados posteriormente por Giorgio, un flacuchento hombre de un mundo de agua en su Nave Acuífera, que todo lo pensaba y calculaba antes de hacerlo, para lo cual se valía de una extraña calculadora que veía las probabilidades de las situaciones. Más tarde se les une Glotín con su nave, el Toro Estelar. Este era un gordito simpático pero a veces mal humorado que lo estropeaba todo y era molestado por los otros por su debilidad por la comida. Todos ellos de alguna manera amaban a la Princesa Aurora, e incluso tenían una canción muy divertida que cantaban juntos o en sus naves; especialmente recuerdo una vez que estaban medios borrachos y la cantaron casi llorando por la Princesa. Supongo que su misión tuvo éxito, ya que nunca vi el final. Esta era la única serie (según recuerdo), que tenía una continuidad más elaborada y rígida, donde lo sucedido en un capítulo era parte de los demás posteriores, y no solo eventos aislados.
El Vengador era un robot súper poderoso controlado por Febo, el prota de la historia. Febo fue transformado en un ser con poderes inusuales debido a que estuvo a punto de morir tras un accidente. Al juntar los nudillos en un grito de guerra que decía "Vengador a mi", podía transformarse en un ser cibernético-humano, que se transformaba en la cabeza del Vengador. Las demás partes eran lanzadas desde una nave espacial por Mirna, la mina del prota. Las partes se ensamblaban a la cabeza y surgía el poderoso Vengador, que luchaba contra las fuerzas de la emperatriz Medusa, en su afán de conquistar a todo el mundo. El grito de "Vengador a mi!" cuando Febo saltaba de su moto con alas (si, alas), y juntaba sus nudillos para transformarse, debo asumir que yo y otros miles lo hicimos saltando de la bicicleta. Era un grito de guerra, electrizante. El vengador muchas veces se vio en aprietos, pero al final vencía al monstruo (o monstruos) de turno enviados por Medusa o alguno de sus secuaces. Tampoco recuerdo que tuviera un final, pues su continuidad no era rígida tampoco.
El Gladiador era otro robot súper pulento, que salvaba la Tierra de la invasión del gobernante del planeta Zela, Diario El Grande. El cuerpo del robot estaba conformado por los brazos, piernas y el torso y cabeza, siento estas últimas partes la cabeza de la nave principal de comando, llamada El Gran Dragón Del Espacio. Quien pilotaba este robot era Brando, un joven terrícola destinado a la grandeza. Lo ayudaban otros personajes, tripulantes del Gran Dragón que se especializaban en misiones concretas y eran parte del puente de mando, y el Doctor Diamond, el creador de todos los artilugios mecánicos. El Gladiador luchaba contra los malos de turno, siempre ganando aunque muchas veces estuvo en las últimas, al final salía ganando. Si bien no contaba con una continuidad como la de El Galáctico, sufrió del mismo mal de la mayoría de los monos de la época, ya que no recuerdo el final de esta serie, aunque pueden haberla dado y no la vi.
El más débil de todos en cuando a favoritismo y popularidad (según lo que recuerdo, y también en mi gusto personal), era el Súper Magnetrón. Un robot gigante diseñado para ser manejado por dos individuos de cargas eléctricas opuestas (positivo y negativo). Para hacer aún más notoria la diferencia entre cargas, los individuos eran un hombre y una mujer. Waldo, el joven karateka con ganas de ganarle a medio mundo, encarnaba al Magnetrón Positivo, mientras que Lisa, la joven hija del clásico "doctor crea-todo", aspirante a dueña de casa y lavaculos de bebés, era - cómo no - el Magnetrón Negativo. Ambos se unen para formar la hebilla del cinturón del robot conocido como Súper Magnetrón, que con sus poderes magnéticos intentará salvar a la Tierra de la raza extraterrestre que la quiere conquistar, llamados Isaritas.
La verdad no recuerdo haber visto el final de ninguna de éstas series, salvo El Galáctico que estuvo a punto de llagar al Gran Planeta, pero cuando debían dar el capítulo, empezaba desde cero (una costumbre muy común en Chile, no se si en otros países será así). Todos tenían historias autoconclusivas y bien independientes, excepto El Galáctico, que como ya he dicho que tenia una trama más definida y continuada en los capítulos.
Respecto al impacto de éstas series, creo que fue abismante para muchos de nosotros. Todos quisimos la moto con alas de Febo, o la Lanza Triónica de El Galáctico, incluso la calculadora de Giogio. Aunque supiéramos que no existían en la realidad, todos comentábamos y soñábamos cosas asi, y da igual que asi fuera, porque era parte de la infancia de aquellas épocas.
Las mujeres la tenían más simple, porque ya dije que se creían la princesa Aurora, pero en el efecto real pueden amar a dos o más tipos igual que Candy, terminar viviendo con un abuelo como Heidi, o incluso podando flores en los jardines como la Angel. El detalle de las minases que siguen esperando por su príncipe de la colina, y no asumen que no existe y nunca existirá.

Continuará...

REK.

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