martes, 12 de abril de 2011

Pesadilla Antes de Navidad... (Parte I)

PRIMERA PARTE
De como recorremos la ciudad, y las decisiones que tomamos.

Una vez alguien dijo que las venganzas no son justificadas en ninguna forma, que nada puede hacer que una venganza sea válida. Sin embargo, muchas personas de éste mundo piensan de otra forma.
Corrían los años 90, otros tiempos, otras ideas, otros pensamientos y sentimientos. Una época diferente a la que vivimos hoy en día. Ya habían pasado los fríos días de invierno, y la primavera ya comenzaba a hacerse presente, con el consecuente cambio de ánimo de la gente, que pululaba por la ciudad justificando sus vidas en ésta ciudad cada vez más convulsionada.
Alguien caminaba por un parque, solitario, hundido en sus pensamientos, en sus recuerdos quizás. Analizando tal vez hechos de su vida, o de los demás. Quizás deambulaba sólo por el gusto de hacerlo, sin una razón tal. Sin embargo, dentro de esa persona existía un corazón que no era como el de antaño. Y ese corazón, latía con sentimientos encontrados, desde hacía mucho, mucho tiempo. Ese corazón que alguna vez albergó muchos sentimientos, muchos ideales, mucho amor, amistad, fraternidad y hermandad, ahora destilaba rabia, y todos esos buenos sentimientos, estaban opacados bajo una protección casi impenetrable. Pero así debía ser, según los pensamientos de éste personaje.
Amaba las caminatas por los parques, pero ya no como antes. Era como que hubiese perdido un cierto sentido, un "algo", y ya no era igual. Las cosas hacía muchos años no eran igual para él, peor ya estaba habituado a su nuevo ser, le gustaba, le agradaba ser quien era. Aunque no renegaba de su pasado, claramente era lo que lo forjó, y así se sentía bien, aunque muchas cosas no le gustaran al 100%.
En otro punto de la ciudad, otra persona, de sexo femenino, caminaba en dirección a su casa. Pensaba sólo en que llegaría a descansar, luego de un día cansador. Su pasado no le preocupaba, vivía del presente. Era de las personas que puede olvidar rápido, y eso le reportaba muchos beneficios a corto y largo plazo. Llevaba en una bolsa unas cosas para la hora del té, que era un momento de máximo relajo que le encantaba disfrutar. Por un instante, quizás al ver una piedra, una esquina un árbol, tuvo un flash en su cabeza, un vago recuerdo de algo, pero algo que quitó de su mente de inmediato, no porque quisiera hacerlo, sino porque de cierta forma le convenía. Y por su forma de ser, no tuvo mayor problema en lograr alejar ese pensamiento tenue. Así llegó a su casa, siempre tranquila, siempre correcta, pero interiormente guardaba algo de esa sensación de recuerdo.
Un tercer personaje, masculino, disfrutaba en su casa de un programa de televisión. Su mayor preocupación, era el qué dirán los demás. Era especialmente poco astuto, y la verdad es que su vida giraba entorno a un mundo casi imaginario en su mente. Era inteligente, pero era muy despreocupado de la realidad, y de casi todo en general. Tenía sus principios claros, aunque muchas veces los quebrantaba por alguna razón específica o poderosa. Sin embargo, hacía tiempo que se sentía virtualmente solo. Tenía a su familia, su hermano, un par de amigos y amigas, pero igual sentía que le faltaba algo. Quizás lo había perdido? O quizás lo iba a perder? La verdad a veces pensaba eso, pero no le importaba demasiado.
El cuarto personaje de ésta historia, era un ser lleno de una maldad especial e el corazón. Podía joderse a quien quiera, y sentir el menor remordimiento, y podía recurrir a cualquier truco o artimaña para conseguir algo. Estaba en una esquina, cerca de su casa. Pensando? No. Sólo mirando pasar el mundo a su al rededor, porque así funcionaba su mente, todo era en torno a él, todo era de él, y así lo mantenía. Tenía amigos, y muchos, y siempre salía y lo pasaba bien, pero los años le enseñarían que ser a veces el malo, conlleva ciertas reacciones y ciertas repercusiones que siempre hay que tomar en cuenta.
En una silla, olvidado por todos, había un personaje diferente. Siempre silencioso, tenía un problema que siempre lo había hecho mantenerse un poco alejado de los demás. Pero el problema se lo hacía solo, nadie tenía problemas con él. Sin embargo, su timidez quizás, un día rendiría frutos. Era cosa de esperar.
Nuestro primer personaje, caminando por aquel parque, de pronto llegó a una esquina. Se detuvo y miró a su al rededor. Observó árboles, la gravilla bajo sus zapatillas negras, el viento que corría aún llegándole a la cara. Fijó la vista en un punto inexistente pero específico. Y de pronto pensó "Un día, lo haré". Y en ese momento, sin pensarlo más, así lo decidió. Y siguió caminando con una leve sonrisa en sus labios...

Continuará...

REK

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