Es muy cierto aquel dicho o comentario, que dice que cuando buscas algo encuentras cualquier cosa menos eso. Precisamente eso me pasó hace unos días.
Buscaba una hoja perteneciente a un cuaderno de antaño, amarillento y con la tinta incluso a veces corrida con el tiempo. Es un cuaderno donde tengo escrito algo hace años, y que quería revisar y modificar para actualizar y "envejecer" de acuerdo a la mentalidad actual, y justamente la hoja que buscaba pertenecía al principio de aquel cuaderno. Se había desprendido con el paso de los años, de las lecturas, de los tironeos y arrastres en los muebles o cajones. Y cuando sucedió aquel desgarro, tuve la precaución de tomar esa hoja y guardarla, pero como muchas veces pasa, no lograba recordar dónde. Llevaba tiempo buscándola, en cajones, en cajas, en otros cuadernos con otros escritos... pero no aparecía por ninguna parte. Hasta que un día, buscando aquella hoja, encontré una carta.
Las cartas, como he dicho anteriormente, son un tesoro ya perdido en estos tiempos, son papeles que expresaban muchas cosas, cuando eran personales. Aquella espera nerviosa y ansiosa de una respuesta, y la escritura rápida de una respuesta a esa respuesta, y así hasta nadie sabía cuando. He expresado con anterioridad mi gusto por aquel sistema de comunicación, mucho mejor que los actuales, al menos para quienes gustamos de las letras y de las personas que las escriben.
Encontré esa carta junto a otras cartas, pero por alguna razón me llamó la atención abrir ese sobre, para ver la carta, su contenido, probablemente porque no tenía remitente, sino simplemente mi nombre en el anverso del sobre, con una letra que vagamente recordé. Miré el sobre, y me fijé que estuviese abierto (algo casi absurdo, pero... Hacía tantos años que...). Y lo estaba... Miré dentro y había una hoja simple, con unas lineas escritas apresuradamente, se notaba por el trazo de las letras, y que cierta y efectivamente iban dirigidas a mi.
No era una carta como tal, así como lo dictaban las "leyes carteriles"; era una hoja escrita con un mensaje más bien simple, corto en extensión, y por lo escrito se deducía que fue por efectos del día aquel en que fue escrita, un día sin determinar de un año también sin determinar. Probablemente mediados o fines de algún año comprendido entre 1995 y 1998, quién sabe en realidad.
La carta comenzaba con una alusión al Destino, aquel cabrón que, según entiendo de la misma y de mis recuerdos, siempre jugaba en contra nuestra y nos impedía intentar algo que el tiempo terminó por demostrar que era absurdo. Quien escribió la carta me comentaba su intención de vernos igual, y estaba ahí escrita aquella frase que ahora que la leo nuevamente después de eones, recuerdo que siempre la tuve en mi mente, siempre presente... "... Pero no sufras, yo te prometí que lucharía contra el destino y mi cansancio...". Una lucha que ahora sabemos no pudo (y probablemente no quiso), ganar. No deja de ser gracioso leer eso ahora, mil años después, sabiendo lo que pasó, las consecuencias, lo que significó todo ese tiempo. No deja de tener un tono de sarcasmo esa sonrisita que se me asomó cuando volví a leer ese papel. Y tampoco deja de ser irónico, haberlo encontrado en fechas casi coincidentes con ciertas fechas antiguas, fechas que alguna vez significaron algo, y que hoy no significan nada.
La breve carta continúa con el nuevo horario para la cita que no había podido realizarse, en un lugar "mágico", como dice la misiva, que hoy ya no existe, y no es que para mi no exista, sino que de verdad ya no existe. En el reverso de la hoja, la despedida, y aquellas palabras que había olvidado: "With love... XXXX"... Qué diablos quería decir con "with love..."? Hoy después de eones, cuando la leí nuevamente, me pareció más una carta de una mina hacia su pareja, que de una amiga a su amigo, por ciertos trazos en las líneas, ciertas palabras, y ese "with love..." ahora me hace ver las cosas con una vuelta de tuerca que sólo podría hacerlo cuando ya pasaran años desde los hechos. Amor? De qué? Amigos? Pareja? Amantes? Hoy claro no me importa, pero al leer esas líneas, me lo he preguntado. Se lo habrá preguntado ella con los años? Imposible saberlo.
Es un claro ejemplo del actuar errático e inconsecuente de las mujeres. Dicen una cosa, pero hacen otra. Nunca luchó, nunca hizo nada, simplemente se sentó a esperar como Penélope, pero sin tejer nada, a que yo hiciera todo, más de lo que como humanoide había hecho ya. Meten la mula sabiamente, y los hombres, como yo en esos tiempos, se la compramos. Hoy no compro eso, se como son las cosas, como es el universo, como son los humanos, como son las mujeres.
No recuerdo que pasó en aquella junta, ni siquiera recuerdo si nos juntamos o no. Pero al final da lo mismo, el resultado ya está y desde años. Ya no tiene sentido preguntarse cosas, analizar mucho ni poco, ni nada por el estilo. Aunque, como dije, de igual forma me pregunté un par de cosas, pero las dejé pronto.
Tomé aquel papel y lo guardé en su sobre, y lo dejé donde estaba, continuando mi búsqueda de aquella hoja perdida de mi cuaderno. Revisé y revisé y no logré dar con ella. Dónde diablos estaba aquella hoja?
Sin embargo, aquel encuentro con ese papel añoso ya había surtido cierto efecto en mi mente, y los recuerdos se asomaban y llegaban como un torrente incontrolable, y me senté unos momentos a pensar y a recordar...
Sabrá ella que tengo esa (y otras), carta(s)? Sabrá que a veces, como ese día, y pese a todo, la recuerdo un poco? Me recordará ella? Tendrá mis cartas aún (una vez me las mostró, todas)...?
La hoja que buscaba, finalmente la encontré, en el lugar más absurdamente obvio de todos... Dónde escondes un libro? En una librería... Dónde escondes una hoja de cuaderno? Junto a muchas otras hojas de cuaderno...
Y aquella carta que encontré sin buscarla, la guardé nuevamente y quizás en cuantos años no la veré de nuevo. Y con la hoja encontrada en mis manos, al fin pude seguir mi historia...
REK.
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