El Oso Sin Cabeza |
Estábamos enfrascados en una tensa relación política, militar y hasta religiosa, que todos sabíamos iba a terminar con un conflicto mundial con ataques a diestra y siniestra, perpetrados por miles y miles de soldados de diferentes bandos, peleando por defender ciudades, o peleando por atacar ciudades. Eran los tiempos de tensos climas de paz y negociaciones, y terribles y duras batallas. Dentro de éste clima, durante ese proceso, nace la Historia del Oso Sin Cabeza.Y para contar su historia, tengo que remontarme a éstos tiempos más antiguos, tiempos de guerra.
Era una época donde ya existían tecnologías más que suficientes para realizar juegos "en línea", para compartir experiencias con otros jugadores a través del ancho mundo, y muchos de éstos juegos ya proliferaban por la red desde hacía años. Uno de ellos, emulaba (o intentaba emular), burdamente al famoso juego de estrategia militar e histórico Age of Empires, donde debías desarrollar una civilización partiendo con un aldeano, y obviamente hacer aliados y enfrentar enemigos mientras desarrollabas tu maquinaria bélica y hacías crecer a tu sociedad. Este juego de Internet que intentaba tomar la idea de AOE, era de una ciudad con sus habitantes, soldados, construcciones, y debías hacer crecer tu población civil y militar lo suficiente para atacar y defenderte. Podías conquistar otras ciudades enemigas, y hacerte con sus recursos, y otros también podían atacarte a ti y debías defenderte. Jugué aquel juego en solitario por un tiempo, hasta que por cosas del destino me uní a un grupo de vecinos que ya me estaban echando el ojo para joderme la vida. Eso me salvó no sólo de ser destruido por ellos, sino de contar con apoyo para expandir mis propios territorios en favor mío y en favor de la Alianza a la cual pertenecía. La mayoría era jugadores españoles, pero también habían muchos latinos como yo, lo cual significaba una ventaja en temas estratégicos. Por qué? Porque mientras nosotros dormíamos, los españoles podrían ver nuestras cuentas en caso de ser necesario, y cuando ellos dormían, podríamos nosotros los latinos ver las de ellos. Con esa configuración nacida de la diferencia horaria, se realizaron muchas defensas y ataques coordinados que de otro modo no hubiesen sido posibles. Pasé muchas horas de noche defendiendo y atacando desde mi propio juego como del de los compañeros españoles, u otros de la Alianza en general, y debo decir que fue interesante la experiencia pero para una vez y nada más. A veces era agotador y estresante.
Bien, con ésto claro, y dejando claro también que aquel juego era disputado tanto por hombres como por mujeres, es tiempo de decir de dónde salió el Oso Sin Cabeza.
Una de aquellas mujeres, y que ejercía labores diplomáticas dentro de la alianza, aparte de ser una buena jugadora y además activa, poseía en el foro de la Alianza una imagen como avatar de un oso amarillo con unas grandes tijeras en la mano, con la cual se cortó su cabeza, la que está en el suelo a un costado de su cuerpo, lo cual siempre me pareció interesante y siempre hacía alusión a ello en los comentarios del foro. Compartimos mucho con ella, fotos, vivencias, historias; nos hicimos bastante amigos durante el tiempo que duró el juego, y más allá de él, cuando todo se había terminado en una cruenta masacre mundial. Ella fue quien me dijo que el Oso Sin Cabeza era así por la razón más obvia de todas: no quería pensar huevadas, y no quería sentimientos en su cabeza (los sentimientos son cosa del "corazón", pero todos sabemos que "ese corazón" es simplemente nuestra mente).
Eso me sacudió como concepto, y claramente está en lo cierto. Qué mejor manera de no pensar idioteces, que no tener cabeza? Solicité simbólicamente su venia para ocupar su imagen alguna vez, y ella sonriendo aceptó. Fue una gran amiga a la distancia, he de decirlo.
La historia del Oso Sin Cabeza continúa después, un par de años adelante en el tiempo, cuando ya no tenía contacto con aquella rubia valenciana, y cuando el Oso requirió ser invocado nuevamente. Se convirtió en el avatar de mi MSN por mucho tiempo, mucho más del que debío ser, pero también era divertido tener aquella imagen ahí.
El Oso Sin Cabeza representa el autoconvencimiento de la no-necesidad de sentimientos, de renegar de la condición de ser pensante y sensible, al menos en lo que a pensamientos relacionados con sentimientos se refiere. El Oso Sin Cabeza sigue siendo un ser racional, inteligente, superior, pero sin las trabas que los sentimientos significan. Es un estado avanzando de la mente donde sólo te dedicas a lo realmente importante, y dejas de lado tanto lo que te hace daño, lo que te hace sufrir, como lo que te hace perder tiempo/espacio/mente en cosas banales.
Muchas veces he usado el símbolo del Oso Sin Cabeza, en una referencia clara a mi estado mental, tal cual el Oso. Aquel Oso que se cortó la cabeza con las tijeras para no sufrir, para no sentir, y eso incluye no sólo no sentir amor, o pena, sino también para no sentir odio o rencor, algo que no todos logran entender ni valorar, de cierta forma.
Las veces que he usado el emblema del Oso Sin Cabeza, ha sido por buenas razones. Además, es una imagen divertida desde cierto punto de vista, lo cual es bastante lúdico a mi parecer, ya que simboliza bastantes cosas, eso sin incluir las cosas que la gente al verlo imagina o cree.
Aún recuerdo con alegría los tiempos con mi amiga valenciana, quien me ha permitido usar aquella imagen a través de los tiempos... Lo que se volvió de Historia a Leyenda...
La Historia Del Oso Sin Cabeza, aquel amarillento personaje que se arrebató la cabeza a la altura del cuello, y que cercenó sus sentimientos por su propio bien, y por el bien de otros...
REK.
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