Nuevos Aires

Lluvia sobre la Ciudad

Los viajes representan muchas cosas, aparte del propósito básico para el que se realizan.
Representan cambios, representan variables que se vuelven constantes, o constantes que se vuelven variables, depende del caso. También a veces significan nuevas ideas, nuevos aires, nuevas vivencias, sorpresas y cosas inesperadas incluso.
Las cosas se desbarrancaban precipitadamente aquel verano, pero de algún modo terminaron saliendo mucho mejor de los esperado. Como dicen en inglés, Everything Went Better Than Expected.
Hacía calor aquella tarde, pero no era inconveniente para salir. Se encontraron, por fin, y pese a la demora de ella, terminaron viéndose cara a cara. Salieron de aquel lugar y se fueron al centro, a caminar, a recorrer, a conversar, a dar vueltas por la ciudad. Y también para comer, ya era más que tarde y el hambre invadía el estómago.
Pese al calor del día, la lluvia vino a caer aquella noche, obligándolos a refugiarse temprano, lo que en realidad no significó mucho problema, ambos estaban cansados. Vieron algo de tele, y finalmente se fueron a dormir. Durante la noche el agua golpeteaba con fuerza los techos cercanos, haciendo que despertaran a ratos para escuchar aquella fuerza de la naturaleza azotando las techumbres, sólo para saber, sentir, que el otro estaba al lado pensando y sintiendo lo mismo. Fue una noche para recordar.
A la mañana siguiente la ciudad estaba en proceso de recuperarse de aquella fuerte lluvia nocturna, y aunque a ratos caían más gotas, no eran nada de lo que preocuparse mayormente, por lo que salieron a seguir recorriendo las húmedas calles citadinas, buscando qué comer, y también para seguir compartiendo. Aquel era el comienzo de un viaje sin fin por el tiempo, por un camino nuevo y que muchas veces se volvería un tanto complejo, pero que podrían llevar y sobrellevar. Los finales nunca los sabemos, y ésta no era la excepción. Se comienza el viaje, pero sin saber dónde llegará. Y tampoco era necesario. Bastaba con caminar.
Una tarde salieron a caminar por la ciudad, y llegaron a un parque bordeando un cerro, donde siguieron caminando, conversando, y terminaron por sentarse en unos asientos de piedra al borde del cerro. Él le quiso sacar fotos con su celular a ella, con los verdes pastos de fondo, pero ella no se dejó, pese a los ruegos y forcejeos suaves. Al final rieron y ya. Mucha gente pasaba por aquel parque, por aquellos cerros. Niños jugando corriendo por alejarse de las manos de sus padres. Jóvenes en grupos, sacándose fotos y molestándose unos a otros por cómo habían salido. Parejas caminando de la mano. Ancianos caminando lentamente por sus sinuosos senderos. Y un sinfín de humanos, también cada cual en sus propios asuntos. 
Aquel primer encuentro duró lo que tenía que durar, no podía ser eterno por mucho que quisieran. Pero son los finales lo que les da valor a las cosas, no? Lo pasaron bien, se conocieron más, compartieron más, y aprovecharon cada momento juntos, y aunque las despedidas son a veces dolorosas, sirven para tener más ganas de verse la siguiente vez.
Sin embargo, y para su propia existencia, se verían muchas veces más en el futuro.
En una oportunidad tuvieron que conversar seriamente en una plaza. Caminaron lentamente hasta llegar a ella, y buscaron un lugar donde sentarse para conversar de cierto asunto. Era de noche, y aunque estaba helado el clima aún, salieron a caminar y no sólo ellos, eran muchos los que pululaban por aquella plaza, pese al frío. Grupos principalmente de jóvenes eran los que se desplazaban a esa hora, se juntaban en aquella plaza usándola como centro de reuniones, para conversar y reír con sus cosas de jóvenes. Se sentaron en el rededor de la pileta, que no funcionaba por cierto, y conversaron sus temas, claramente, y dejaron sus posiciones claras también. Había que contar historias, había que explicar ciertas cosas ocurridas anteriormente, para tener un futuro más claro. Después de la conversación, decidieron marcharse, también motivados por el frío que ya caía en aquella noche invernal.
Hubo una oportunidad en que fueron a un concierto. Se presentaba en la ciudad un grupo de músicos que interpretaban música de videojuegos en vivo, y aunque ella no era muy conocedora del tema, confiaba en que él podría orientarla. El evento en sí estuvo magistral, sublime, y ambos disfrutaron de él. Claro, él más que ella, por la lógica razón de que conocía de juegos, y ella poco y nada. Aún así ella disfruto la música, bien interpretada, y con la voz de la vocalista, a quien ella miraba con recelo en un principio, ya que es guapa y estaba rodeada literalmente de miles de hombres, especialmente de él, que no dejaba de mirarla y vitorearla. Fue un buen evento, y ambos lo pasaron bien en él. Y aunque la noche no terminó todo lo bien que pudiera esperarse, quedaría siempre el recuerdo de una noche disfrutando buena música juntos. Una vez fueron a ver una película, pero no la encontraron en la cartelera, pese a que estaban los afiches en la sala. Algo inexplicable pero que tampoco se molestaron en averiguar. Terminaron por escoger otra película, y entraron a la sala a ver la función, no sin antes pasar a comprar las cabritas y las bebidas, porque sin ellos no hay película, eso es claro.  La película resultó mejor de lo esperado, y ambos terminaron satisfechos con la producción, y con las cabritas, con la panza llena. 
También caminaron por la costa, más bien por unos roqueríos cercanos, desde donde contemplaron a los valientes que en aquel tiempo, y con aquel clima de viento y aire fresco, entraban al mar para practicar surf. Aprovecharon de echar un ojo a un tipo que hacía runas con piedrecillas del sector, esos clásicos tipos hippientos, pelo largo, ropas de lanitas, barba descuidada, pero simpáticos y vendepomadas como ellos solos. Comenzó a darles unas charlas de runas, de su origen, de sus significados, sus ideas.Se pararon a escuchar esas historias, y a ver las runas y sus significados, buscando las que más le acomodaban, y las compraron después de un extenso recorrido por historias celtas y de fantasía. Finalmente se quedaron cada cual con su runa, con una pita negra para colgarla al cuello, y las conservarían por mucho tiempo más.
No siempre las cosas iban a ser perfectas, eso lo sabían. Pero, algo lo era en esta vida? Muchas veces tendrían problemas, quizás discutirían, o no se encontrarían la razón, o pasarían días sin hablarse. Pero todo eso estaba dentro de las posibilidades de toda relación. Por lo mismo seguían el camino trazado, seguían juntos, y siguieron juntos. No sabían por cuánto tiempo más, no sabían si iban a durar hasta más rato, o muchos años más. Sólo importaba estar juntos, en definitiva.
Y es así como siguieron su relación, por la línea temporal de sus vidas...

REK.