martes, 24 de mayo de 2011

Pesadilla Antes de Navidad... (Parte VIII)


OCTAVA PARTE
De cómo cumplimos nuestro destino, y la extraña relación de un árbol y un coche.

Era Leal.
Sí, la amiga (y muy amiga) de Rebelde, la polola del amigo de Rebelde de otro sector. Aquella joven con quien Rebelde tenía una relación casi de pareja. Era ella, era Leal.
Ella sonrió, y caminó hacia Rebelde. Él le sonrió y la recibió en un abrazo, y luego se besaron tierna y apasionadamente. Él se dirigió hacia Abstracta, y le presentó a Leal, a su pareja. Todo frente a Nadie, que miraba aún como sin entender nada, pero claramente entendía sólo una cosa; que Rebelde estaba metido en el asunto.
Abstracta no encontraba qué decir, o qué hacer. Estaba absorta, sin comprender tampoco a cabalidad lo que estaba pasando. Rebelde la tranquilizó, y le dijo que él la había invitado y había llegado un poco más tarde, pero que debían retirarse pronto, ya que ella vivía lejos. Audaz, desde la distancia, observaba la escena aunque sin escuchar los diálogos, debido a la música fuerte y las conversaciones de los demás.
El grupo de amigos de Nadie, el ex grupo de amigos de Rebelde, en especial Retraído, miraban también desde más lejos, pero captaba sin ninguna duda de que su amigo Nadie estaba mal, y que una rabia lo estaba inundando. Al ver a la joven que había llegado con Nadie, ahora de la mano con Rebelde hablando con Abstracta, comprendió en parte lo que pasaba. Antes que se desatara una hecatombe, fue donde Nadie a preguntar qué pasó, como pretexto para sacarlo de ahí.
Rebelde abrazó a Leal, y le dijo a Abstracta que era mejor que se retirara, porque Leal debía estar temprano en casa, y se había atrasado, añadiendo que además parece que algunos ánimos se estaban poniendo densos. En aquel momento volteó su cabeza y fue la única vez que miró a Nadie a los ojos. En esa mirada, casi con chispas eléctricas que surcaban el aire, iba toda la rabia, el odio y el sentimiento de soledad que había tenido Rebelde durante mucho tiempo, como un mandoble que atravesaba el cerebro y el corazón de Nadie, quien miraba perplejo aunque ya comenzando a sentirse invadido por la rabia. Sin embargo, Rebelde no le dijo nada, y sólo con la mirada lo dijo todo. Le sonrió irónicamente, haciendo un leve movimiento de cabeza, como asintiendo algo. Entonces se volteó hacia Abstracta para despedirse.
Nadie sintió como su cabeza hervía, con la mirada de Rebelde, y con la de Linda (Leal en realidad) sobre él. No pudo hacer nada, no reaccionó, no pudo siquiera hilar una palabra. Sólo se limitó a mirar. Hasta que llegó su amigo Retraído, y lo llevó donde su grupo de amigos. Sin siquiera quererlo, llegó allí, donde todos se preguntaban qué había pasado.
Abstracta seguía sin saber bien qué hacer. Sólo se limitó a decir a Rebelde que tenía razón, que mejor se fueran. Pero no le recriminó nada, aunque hubiese querido, no era el momento. Además, para el resto, o la mayoría más bien, había pasado todo desapercibido, por lo que era mejor mantenerlo así.
Rebelde depositó un beso a Abstracta en su mejilla, aunque ella no pudo reconocer qué sentimiento llevaba aquel beso. Leal/Linda se despidió sonriendo. Y ambos salieron hacia el jardín, donde esperaron a Audaz, quien venía riendo descaradamente mientras caminaba hacia ellos. Éste último sólo se limitó a decir:

- Eres malo! - mientras reía de buena gana.
- Soy justo. - dijo Rebelde, riendo mientras respondía.
- Somos los buenos - añadió Leal abrazando a Rebelde.

Los tres se alejaron de la casa de Abstracta, caminando por las calles de la ciudad. Una casa a la que nunca más ninguno de ellos volvería siquiera acercarse.

Lo que pasó posteriormente, sólo son retazos, pequeños trozos de historias, murmullos, dichos sin validar, y que Rebelde nunca quiso analizar más. Para él, estaba cerrado el ciclo.
Nunca más se verían los de aquella época, al menos no de forma de reunión o frente a frente. No tendrían la oportunidad de conversar el tema, y por el bien de la estructura de la realidad, era mejor que así fuera.

Epílogo 1

Muchos años después, Vital y Rebelde conversaban en su lugar preferido de aquel parque que siempre los acogía para sus charlas y muestras de cariño. Luego de escuchar una historia relatada por él, ella lo miró a los ojos y le dijo:

- Tu eres capaz de todo eso?
- Lo que pasó, era justo y necesario, pero no creo que lo vuelva a hacer - se limitó a responder él.

Ella lo quedó mirando un rato, lo abrazó y se acurrucó en su pecho, sin decir nada.

Epílogo 2

Muchos, muchos años después, un día de otoño Rebelde vio a Abstracta cerca de un supermercado, meciendo un coche con una guagua. Ella estaba de espaldas, por lo que no vio al joven. Él la contempló un momento, sonrió levemente, y volvió a caminar hacia su casa, dando la espalda a la joven. Ella seguía meciendo el coche de su guagua, sin percatarse de que alguien del pasado, había vuelto a verla después de muchos, muchos años...

Fin.

REK.

No hay comentarios: