SEXTA PARTE
De cómo reímos para disimular la falsedad, y donde convergen las personas.
La noche cubría la ciudad.
Una noche de temperatura agradable, veraniega, inusualmente con muchas estrellas a la vista, cosa extraña con tanta contaminación lumínica de la ciudad. Tres personas se encontraban conversando en una plaza de una de las comunas de ésta gran ciudad. Uno vestía ropas de color claro, el pelo corto, siempre con una sonrisa en los labios, aunque muchas veces era una sonrisa de ironía. Sentado en uno de los bloques de cemento y ladrillo, que servían de asiento en el lugar. El otro, parado junto a unos juegos metálicos infantiles, con ropa tradicional, colores grises, con sonrisa amable, aunque por lo general despistado. El otro, sobre los juegos, con ropas de color negro, como queriendo camuflarse con la oscuridad, en actitud gargolesca.
Conversaban sobre muchas cosas, comentaban sus historias, y aprendían uno del otro.
Sin embargo, el de negro sabía que eso no iba a durar mucho, ya que tenían algo (más bien alguien) en común, que podría ser detonante y determinante de muchas cosas en el futuro. Pero por el momento, había que ser tal cual habían sido siempre. Había la remota esperanza de que nada pasara, después de todo.
De pronto se quedaron en silencio. Se miraron unos a otros, como si pensaran en algo similar. Hasta que el de ropas blancas dijo "si algo pasara con ya saben quien, con cualquiera de nosotros, seguiríamos igual como amigos entre nosotros?". Los otros se miraron, como consultándose para responder lo mismo. El de gris dijo "Yo creo que si". El de negro dijo "No creo que pase nada con ninguno, así que todo debería ser igual". Los tres volvieron a guardar silencio, hasta que pronto comenzaron a reír mirándose unos a otros.
Mucho tiempo después, y caminando por aquella misma plaza, Nadie iba donde su amiga Abstracta, ya que ella le había pedido que la fuera a buscar, ya que quería conversar algo en persona con él. Nadie estaba extrañado, pero su curiosidad innata e insaciable, hacían que se dirigiera a la casa de su amiga.
Rebelde estaba en el centro de la ciudad, conversando con Leal, en una de las pocas veces que se habían visto durante éste tiempo. Conversaron poco. Estaban tomados de la mano, sentados en una banca de un parque.
Abstracta conversaba después con Nadie en su casa. Le consultó sobre qué pasos andaba, ya que hacía varias semanas que lo notaba diferente, más alegre, pero a la vez distante de ella y del grupo de amigos. Él frunció el ceño. No le gustó la idea de sentirse casi increpado por Abstracta, referente a algo que sólo a él le competía. Sin embargo, trató de no demostrar su estado, y se limitó a responder que pronto sabría las razones, y sonrió. Ella, obviamente, no quedó conforme con la respuesta, pero no dijo nada, ya que conociendo a su amigo, sabía que se había molestado por la pregunta.
Abstracta, días después, en una de sus pocas juntas con Rebelde, lo invitó a su cumpleaños, que se acercaba rápidamente. Él abrió los ojos sorprendido. Aunque recordaba que se acercaba la fecha (dentro de otras fechas), no esperaba estar invitado a tal celebración. Especialmente porque podrían estar todos sus ex amigos, con quienes ya no compartía, y desde hace mucho. Ante el asombro de su amigo, ella aclaró que era una invitación sin mayor intención que la de tenerlo allí por ser una fecha y una celebración importante para ella. Rebelde no desconfió de ella, aunque lo pensó, pero tampoco quería perderse el evento, y mucho menos perderse de ver los rostros de sus ex amigos, en especial de Nadie y de Retraído, que obviamente estarían invitados. Aceptó la invitación, y ambos sonrieron.
Los hechos se estaban encausando vertiginosamente a un punto crítico, y muchas historias peligraban nuevamente en converger casi llegando a fin de año.
Nadie seguía consolidando su relación con Linda poco a poco, y se encontraba contento por ello. Había comentado algo a un par de amigos cercanos, hombres, quienes lo apoyaron y también, cómo no, querían conocer a la afortunada. Nadie pensó que, quizás, una buena oportunidad de presentar "en sociedad" a su más que amiga, podría ser en el cumpleaños de Abstracta, que se asomaba rápidamente en el calendario. Así, de pasó, le daba una "sorpresa" a su amiga en su día.
Un día que se juntaron, Nadie le propuso esa invitación a Linda, quien sonriendo aceptó, aunque advirtió que se sentiría tímida y que quizás no hablaría mucho, le podría da pánico escénico. Nadie rió de buenas ganas, pero la consoló diciendo que él estaría para apoyarla, así que no se preocupara. Ella lo besó y sonrió, asintiendo con la cabeza.
Retraído estaba en un estado tal de autismo, que no tomó mucho el peso y las consecuencias y la seriedad de la invitación de Abstracta a su cumpleaños. De un tiempo a la fecha, venía sintiéndose solo, como incómodo consigo mismo, y la verdad no entendía el por qué. Por lo mismo escuchó a Abstracta pero sin tomarle mayor asunto. Ella notó que su amigo estaba un poco raro, pero prefirió guardar silencio y no preguntar nada, sobretodo sabiendo lo extenso que era Retraído cuando empezaba a explicar y "filosofar" cosas. Siguieron conversando de cualquier cosa, y ella se fue al rato a su casa.
Abstracta se puso a pensar en que empezaba a sentirse alejada de los demás, de sus amigos, aunque más bien era que sus amigos se alejaban de ella en parte. Ya no compartían tantas cosas como antes, ya no se contaban algunas cosas, unas quizás por olvido, otras claramente por omisión. Empezó a darse cuenta que los tiempos cambiaban, que ya no era todo igual, y aunque siguieran viéndose, para ella al menos, no era lo mismo. Pensó que así podría haberse sentido Rebelde, mucho tiempo atrás. Y pensó si era buena idea haberlo invitado, ya que al menos hasta ahora, él era el único que se mantenía tal cual con ella, siendo que era quien tenía más motivos para lo contrario. Incluso llegó a pensar en que podría ser por alguna razón específica que Rebelde se mantenía asi, a comparación a los demás, pero pronto desechó esa idea, ya que sabía que Rebelde la quería, y que por algo él había aceptado las disculpas, las conversaciones, y la invitación al cumpleaños. Alejando éstos pensamientos fantasmas de su mente, se quedó dormida.
Y Reservado? No participaba de los hechos. Sólo observaba a su hermano, y se dedicaba a sus cosas. Quizás esperando el momento de entrar a la historia, sin saber qué así sería.
Y llegó el tan esperado cumpleaños de Abstracta.
Continuará.
REK.
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