martes, 10 de mayo de 2011

Pesadilla Antes de Navidad... (Parte V)


QUINTA PARTE
De las cosas que murmuramos en las alturas, y las fechas que nos rigen.

Era un día de otoño. Y aunque aún la temperatura era agradable, ya no era tan extrema como en el verano. Habían pasado los días de ese calor sofocante de la ciudad, para dar paso a días más frescos.
Aprovechando ésto, Nadie, Retraído y Rebelde decidieron dar una incursión por un cerro, intentando llegar a la cima, situada unos 900 metros sobre el nivel del mar. La subida era complicada en algunos tramos, ya que se ponía muy perpendicular, pero en otros tramos era más simple. Después de mucho esfuerzo y de algún tiempo, lograron llegar cerca de la cima. Descansaron unos minutos, para el asalto final. Terminado el descanso, subieron los metros que faltaban, hasta llegar a la cima de cerro. La vista era espectacular, y aunque la ciudad ya en esos años estaba llena de smog, se podían ver a lo lejos edificios, montañas, la Cordillera de los Andes tan maciza e imponente como siempre, los demás cerros de la ciudad, y las casas contiguas al cerro y las de la comuna. Descansaron mucho tiempo, comentando la vista y el logro de llegar arriba. Sin embargo, pronto se silenciaron y se dedicaron a reflexionar cada cual en lo suyo. Rebelde estaba cansado, apenas había llegado arriba, no estaba hacía mucho en condiciones de subir (ya lo había hecho antes, eso si). Así que aprovechaba para descansar y relajar las piernas. Miró a su alrededor, como si la ciudad estuviese bajo sus pies (lo estaba, literalmente). De pronto sonrió y casi sin pensarlo dijo en un murmullo que el viento encargó de llevarse: "un día, ésta ciudad conocerá mi furia, y otras personas con creces". Nadie escuchó que Rebelde murmuró algo, pero no pudo identificar qué. Sólo se limitó a seguir observándolo. Retraído no se dio cuenta, estaba mirando hacia otro lado. Rebelde se sentó en el suelo con las piernas extendidas en la tierra, y cerró los ojos. Pasaron varios minutos, hasta que dándose cuenta que pronto empezaría a caer la tarde, decidieron emprender el descenso, para no llegar casi sin luz abajo, ya que era peligroso. Finalmente cuando ya la luz del sol estaba yéndose por el horizonte, llegaron al nivel de la calle, y siguieron rápidamente hacia sus casas, comentando algunas cosas y riendo de otras.
Mucho tiempo después, Nadie decidió dar un paso más en su "relación" con su amiga Linda, con quien había conversado muchas veces desde su incidente de la "llamada equivocada". Quería ver hasta dónde podía llegar, tanto ella como él, con una amistad o relación de pareja, nacida de esa forma tan poco ortodoxa. Llamó a Linda, y durante su charla telefónica, le pidió si podían juntarse, conocerse en persona. Ella sonrió nerviosa, pero accedió a la solicitud. Él sonrió triunfante, cuando ella le dijo que en la siguiente llamada, se pondrían de acuerdo para verse.
Nadie estaba contento. Estaba resultando mejor de lo esperado, su onda con Linda, y ésto lo hacía olvidar un poco el tema de Abstracta, un tema que ya se había viciado demasiado en tanto tiempo. Ahora tenía la opción de buscar la "felicidad" en otro lado, compañía, pareja y todo. Y no pensaba dejarla pasar. Además, tenía el plus de que era una chica ajena a toda su banda de amigos, por ende no estaría viciada con nada de lo antiguo, lo que a todas luces eran grandes ventajas.
Llegó tan esperado día en que se conocieron. Y para Nadie fue especial. Sobretodo teniendo en cuenta su mente fría y alejado de todo lo que a sentimientos se refiere. Por lo mismo, Nadie prefería disfrutar más que analizar. La junta estuvo buena, a los ojos de ambos. Ella estaba toda coqueta, algo nerviosa, pero contenta a la vez, ya que también estaba ilusionada de juntarse y conocer a aquel tan interesante que se escuchaba al otro lado de la línea. Era justo como lo imaginaba, y eso le gustó mucho. Compartieron toda una tarde, hasta que tuvieron que separarse, no sin antes prometerse y quedar claros en que se verían nuevamente. Volvieron cada uno a su casa, contentos, alegres, y sonriendo al recordar a la persona que acababan de conocer.
Abstracta estaba ajena a todos éstos acontecimientos. Notó que su amigo estaba distinto, al menos levemente, pero no quiso decir nada, ni tampoco se preocupó por ello.
Rebelde había vuelto a conversar con Abstracta, durante ese periodo en que Nadie estaba en otros asuntos. La conversación fue en otro tono, ya no ese tono tirante de el primer contacto tras los eventos pasados, sino más bien en un tono más cordial y de confianza. También quedaron en verse nuevamente, y más seguido. Esto hubiese hecho que Nadie explotara en cólera, pero no fue así. Y aunque Abstracta se notaba que se guardaba información, y que Rebelde no demostraba interés tampoco en los amigos de ella (sus ex amigos también), se sabía o suponía que Nadie debía estar en otra onda.
Así pasó el tiempo, donde se fue consolidando la relación ya más seria de Nadie con Linda, y donde un par de veces más, se vieron Abstracta y Rebelde. Retraído seguía igual. Su hermano Reservado, también, sólo con sus asuntos de estudios.
Fue un tiempo de tranquilidad, de conocerse algunos, y re-conocerse otros, de reencontrarse, y de no-encontrarse. Pese a ser una época tranquila, los asuntos e historias se sucedían de forma vertiginosa, acercándose al fin de año. Se venían fechas significativas para varios de los involucrados, "aniversarios" de hechos, celebraciones, cumpleaños, recuerdos y más. Para algunos importantes, para otros sin importancia alguna. Para unos inolvidables, para otros simples números. Pero de una u otra forma, fechas que definen los destinos.
Se acercaba el cumpleaños de Abstracta.

Continuará.

REK.

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