SEGUNDA PARTE
De cómo vivimos el futuro, y lo que ideamos en el pasado.
De cómo vivimos el futuro, y lo que ideamos en el pasado.
El sol calentaba el suelo y el aire de la ciudad, en aquella calurosa primavera. Las personas recorrían la ciudad aquel viernes con sus diferentes fines y destinos, muy probablemente sin preocuparse de los demás. La ciudad en aquellos tiempos estaba llena de gente que caminaba apresuradamente para todos lados, estresados, llenos de problemas y deudas, y con poco tiempo como para siquiera mirar alrededor.
Rebelde y Vital caminaban por un sendero de gravilla en un parque de la ciudad, tomados de la mano, luego de haber tenido una conversación a la sombra de los añosos árboles y en medio del fresco viento primaveral. Llevaban un buen tiempo de relación, y habían pasado bastantes cosas en ese periodo. Algunas veces incluso estuvieron a punto de terminar, pero algo más fuerte que las discusiones del cada día, los hacía validarse como personas y como pareja, y seguir juntos. Su relación se había estabilizado en el tiempo, y siempre que estaban juntos eran felices, se divertían, lo pasaban bien. Rara vez peleaban, aunque a veces discutían pero suavemente.
Aquel parque los cobijó muchas veces en sus regaloneos, en sus conversaciones, en sus silencios. Era habitual que pasaran por él, por sus caminos sombreados por frondosos árboles. Se dirigían hacia la ciudad, la parte más convulsionada, y aunque técnicamente el parque estaba dentro de la ciudad, era como un oasis de tranquilidad dentro de la bulliciosa ciudad.
Llegaron a una esquina, doblaron hacia la izquierda, y siguieron caminando por la vereda, ya no por el parque, sino por la ciudad, rodeados de vehículos, de personas, de ruido, de "vida". Era el momento menos esperado, ya que pronto debían separarse al menos por un tiempo, sin verse, sin besarse. Llegaron a una estación del ferrocarril subterráneo, pero sólo se quedaron en la entrada conversando otro poco más.
De pronto desde la escalera que subía a la superficie, Rebelde vio algo, más bien a alguien, y se quedó mirando en silencio. Ese alguien terminó de subir la escalera, y salió hacia la calle, en dirección poniente. Rebelde miró un rato, hasta que se perdió de vista entre el gentío. Vital notó ésto, pero no dijo nada. Sólo miró a Rebelde, con la esperanza de que él le aclarara lo que había pasado. Él no tuvo problemas, sólo se limitó a decir una referencia de quien era el "alguien" que vio. Vital asintió con la cabeza y con una sonrisa, y se despidieron efusivamente. Rebelde vio como su pareja bajaba por las mismas escaleras hacia la estación, hasta que ya no pudo verla más. Entonces respiró hondo (los recuerdos ya lo estaban inundando interiormente), y enfiló hacia la misma dirección que ese "alguien" había tomado, pero pausado y con mucha calma, sin apurarse en su caminar.
Muchos años antes, cuando el mundo era más simple, y las personas también eran más simples y entregadas a otro valores, Rebelde caminó por aquella misma calle, con otras ideas en la mente, con otras prioridades, pero con la misma determinación de siempre. Iba a un portal, un lugar donde habían muchas tiendas de diferentes cosas, y que servía generalmente para zonas de reuniones entres jóvenes seguidores de diferentes tendencias ya sea musicales, culturales o sociales. Tenía amigos ahí, se juntaban y lo pasaban bien, conversando y compartiendo sus cosas, sus gustos y sus ideas. Sin embargo, Rebelde tenía otras ideas en la cabeza, unas no muy normales, por decir algo.
Rebelde siguió caminando, y llegó al portal, donde encontró al grupito de amigos y amigas que había hecho allí. Rápidamente comenzaron a conversar a reír, pero él siempre tenía algo en mente, ESO en mente... Le daba vueltas en la cabeza, pero no podía encontrar una solución.
Pasaron mucho días, y Rebelde a veces salía a juntarse con sus amigos del barrio, esos que nunca lo abandonaron, pero que él abandonó un tiempo, aunque todo eso ya estaba conversado y sin problemas. Otras veces volvía al portal, para reír con su otro grupo de amigos, mucho más diverso en edades, costumbres y personalidades.
Abstracta estaba en su casa, junto a su madre en la mesa conversando sobre un tema doméstico, cuando sonó el teléfono. Se puso de pie y fue a contestar; era Nadie. Hablaron un rato, y quedaron de juntarse en unas horas más, para ir a comprar unas cosas que Nadie necesitaba. Colgó, y volvió a sentarse con su madre.
Retraído conversaba con su hermano Reservado. Nunca habían sido grandes hermanos, pero siempre se apoyaban como tal. Peleaban, discutían, pero también se unían y tenían muchas cosas en común, y el tiempo se encargaría de demostrarles que tenían muchas cosas más en común de lo que ellos pensaban. Su conversación era banal, sin importancia alguna, menos para el futuro. O el pasado.
Abstracta salió de su casa, para ir a buscar a Nadie como habían acordado. Se saludaron, y emprendieron el camino a tomar la locomoción colectiva, hablando animadamente.
Rebelde como era una de sus costumbres, llegó donde sus amigos de aquel portal, con la mente despejada, aunque si con mucho calor. Sus amigos lo recibieron, pero él se dirigió a conversar con una de las chicas que era la que más le interesaba o le llamaba la atención. Era menor que él, y en ciertos aspectos se notaba. Pero siempre conversaban, y en buena lid. Estaban intercambiando historias, de sus vidas, de sus quizás aún cortas vidas, nada importante tal vez, pero si interesante. De pronto, ella empezó a contarle una historia, de ella y una amiga, cuando a Rebelde se le repercutieron esas palabras en su mente: "una amiga", y sonrío con una sonrisa que no se le veía hacía muchos meses. Su amiga intrigada preguntó el por qué de aquella sonrisa casi irónica o malévola, pero él sólo se limitó a responder que no era nada importante, y siguió conversando con su amiga, quien no creyó mucho en la respuesta que recibió.
Abstracta y Nadie caminaban por el centro de la ciudad, esa bulliciosa ciudad.
Retraído estaba en la puerta del jardín de su casa, mirando como jugaban unos niños en la calle.
Y Rebelde, caminando por una calle de pavimento gris, y sonriendo como lo hizo con su amiga, murmuró: "Una amiga. Eso es. Ahora.... Ahora se cómo hacerlo". Y siguió caminando hacia su casa, con su mente trabajando hasta hacer saltar las sinápsis ideando algo.
REK.
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